???El Estado de Venezuela quiso regular toda la economía y ha fracasado???

El periodista del periódico El Nacional habló en exclusiva con El Diario de Hoy sobre la crisis en Venezuela.

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El periodista venezolano platicó con El Diario de Hoy de la situación critica que vive el país suramericano.

/ Foto Por elsalv

Por Ricardo Avelar

2016-05-16 8:08:00

Una escasez generalizada, la inflación más alta del mundo, alarmantes cifras de inseguridad ciudadana y un clima de represión política son algunas de las características que mejor describen la Venezuela de hoy, de acuerdo a Luis Carlos Díaz, periodista y ciberactivista de ese país.

En una conversación con El Diario de Hoy, Díaz afirma que el modelo económico centralizador ha fracasado, y que aquella represión de la década de los setentas es la realidad de los venezolanos en pleno siglo XXI. Además subraya que la crisis que ellos viven es más fuerte que aquello que se puede observar en los medios de comunicación. 

¿Cuál es el alcance de la crisis en Venezuela?

Este es el cuarto año consecutivo en el que Venezuela tiene la inflación más alta del mundo. En los primeros cinco meses de 2016, tenemos más de 350 % de inflación acumulada. Nadie puede ahorrar, pues cualquier bolívar (la moneda venezolana) que dejes en el banco, mañana compra menos. Hemos visto alimentos cuyo precio puede irse al doble en una semana. La inflación es el gran impuesto que pagan todos y hace que el dinero no vale. 

El gobierno dice que hay inflación porque los empresarios y comerciantes están conspirando, pero la realidad es que los precios aumentan por escasez, pues hay mucha demanda y pocos productos, y también porque el Banco Central de Venezuela responde al gobierno y está imprimiendo dinero de manera ‘alegre’ e indiscriminada, haciendo que el dinero valga menos. Esta ha sido una manera suicida de cubrir el déficit fiscal en el país. 

Pero, ¿cómo llegó el gobierno a tan profunda situación?

Para mantener el nivel de clientelismo que hay en Venezuela, el gobierno presupuestó el petróleo a $60 por barril y tenemos muchos meses ya en que el barril está  rondando los $35 o $40. No hay dinero suficiente para pagar lo que ha planificado y un Estado de ese tamaño.

Y lo que más afecta la vida del venezolano día a día es la escasez de productos generalizada. Hay bienes que han desaparecido por completo como la leche, que ya faltaba allá por 2007 pero en este momento no hay, salvo en algunas regiones que producen para consumo local. El gobierno expropió buena parte de la actividad agropecuaria en el país y centralizó la importación de productos que mantienen la industria. 

Tampoco hay suficiente café, azúcar, harina de trigo en el país. No hay productos básicos que puedas conseguir fácilmente en un mercado.

Esta escasez hace que la gente no tenga aspiración,  pues si las cosas están caras, la gente dice “trabajo un poco más y lo compro”, pero si no hay, no hay. 

¿Cómo reacciona el ciudadano ante esto?

La gente sustituye aquellos productos escasos por otros. Si no hay arroz o pan, la gente empieza a consumir yuca, pero si todos deciden consumir yuca, esta se terminará. 

Igual pasa con las proteínas. El salario mínimo del venezolano es 500 bolívares diarios, y un huevo cuesta 120. Un kilogramo (2.2 libras) de pollo cuesta 2,500 bolívares. Necesitas 5 días de trabajo para un kilo de pollo. Los frijoles ya no se producen y el kilo vale mil bolívares, dos días de trabajo. Ese escenario nos dice que el Estado venezolano quiso regular toda la actividad económica y ha fracasado. La pregunta es si ha fracasado o ese era el plan.

¿Por qué sería ese el plan?

Hay varias razones. Una puede ser la soberbia de hacer creer que el socialismo es real y funciona. La otra es que es un modo de control de la población. La tercera causa, que es la más importante, es la corrupción. No es que antes de Chávez estuviésemos bien, siempre ha sido un caos, pero tras su muerte hubo una especie de robo generalizado que llevó al gobierno a quedarse sin dinero.

Tal vez no es que fracasó el modelo, sino que básicamente se lo robaron todo y este robo se paga con hambre.

¿A qué capas de la población afecta la crisis, el hambre?

El gobierno asumió una política de protección a las clases populares como un clientelismo político o un poder de compra de votos. Muchos productos eran regalados porque el petróleo estaba a más de cien dólares el barril. En este momento, la crisis les afecta a ellos porque incluso en esos mercados gubernamentales, que solo satisfacen al 9 % de la población, ya no hay abastecimiento. El gobierno ahora limita cuánto puedes comprar y cuándo. Si vas el día que te toca y no hay, no puedes hacer nada. 

La gente de todas clases hace las “colas de la esperanza” para comprar lo que sea, pues si guarda el dinero, se le deshace. Si compras lo que sea, luego lo cambias por lo que necesitas. Regresamos a una etapa de trueque, de redes de solidaridad y de mercados negros.

Esto se está traduciendo en hambre. La canasta alimentaria básica para una familia de cinco personas cuesta 220 mil bolívares y el salario de la gente mensual es 15 mil bolívares. Ni siquiera en una familia de cinco miembros en donde tres trabajen esto se puede pagar. En Venezuela ya no hay clase media.

¿Qué clase de reacción genera esta situación?

Violencia, que se da de diferentes formas. Una es de gente que en las colas de alimento quiere imponerse y estar primero. Otro tipo es el saqueo o robo que sucede a diario, incluso en las tiendas del Estado. Hay robos de camiones para obtener la comida que se transporta. Y ahora también pasa que a la gente le roban lo que logra comprar. 

No es una guerra de pobres contra pobres, sino de todos contra todos. Y luego están los que se suicidan por escasez o matan por ella, como gente que ha matado a sus hijos y se ha suicidado, pues no tenían para darles de comer.

¿Hay violencia contra el gobierno?

No, porque hay garantía de que te van a matar. El gobierno ya ha matado en protestas. Es violencia de personas contra personas.

Las protestas contra el gobierno han ocurrido desde el año 2000, pero Nicolás Maduro en 2014 tuvo un ciclo de violencia muy duro, con más de 40 personas muertas, más de tres mil detenidos, presos sin juicio, torturas a niveles muy crueles, exiliados y refugiados.

Tuvimos episodios traumáticos que hacen que la gente ya no quiera salir a la calle. Lo que suena a represión extraordinaria de los regímenes militares en los setentas lo estamos viviendo. En Venezuela tenemos un régimen militar con Maduro, un civil, al frente, pero es un régimen militarista. 

La gente naturalmente no protesta por la garantía de cárcel o de muerte, y por otro lado, los agresores tienen garantía de ser ascendidos.

¿Hay intereses ideológicos al criticar al régimen?

Es falso que sea la extrema derecha la oposición al régimen si en Venezuela no hay derecha, es un país de centro izquierda. El principal opositor, Henrique Capriles, es un tipo de izquierda. Voluntad Popular, el partido del preso Leopoldo López está en la Internacional Socialista y el presidente de la Asamblea, el opositor Henry Ramos Allup, es el vicepresidente de la Internacional Socialista.

¿Se trascendió de las ideologías entonces?

Es que en Venezuela ya no hay matices. Quien está a favor de la libertad no puede aceptar presos sin juicio, que no haya Estado de derecho o independencia de poderes. Aquí no puede haber un relativismo al analizar las cosas.

Poniéndolo más sencillo, en Venezuela están ocurriendo cosas que los chavistas de El Salvador  no aceptarían si se las aplican a ellos porque irían en contra de su dignidad.

¿Por qué se ha expandido internacionalmente la influencia del modelo venezolano?

Es muy rentable para un político ofrecer a la gente algo que no ha trabajado. Ante las grandes injusticias y la pobreza, ese discurso tiene cabida. Es coherente que las sociedades busquen algún tipo de mejora, pero con represión y control estas no son sostenibles.