Una joven de 20 años pidió a la autoridades en Holanda que aplicaran la eutanasia, lo que muchos han calificado como un suicidio asistido.
La mujer murió luego que le aplicaran una inyección letal. Una depresión crónica, resultado de los abusos sexuales que padeció entre los 5 y 15 años, la llevó a la fatal decisión.
El abuso acabó, pero esa experiencia traumática hizo que la víctima sufriera múltiples secuelas. Entre ellas, trastorno por estrés post-traumático, anorexia severa, depresión crónica, alucinaciones y compulsiones que la mantenían postrada en la cama.
Permiten la eutanasia en los Países Bajos para una víctima de abusos sexuales con depresión. https://t.co/UPYznCJG5U
— Telecinco (@telecincoes) 11 de mayo de 2016
En el informe que justifica la terminación de su vida por medio de la eutanasia, los expertos coinciden en que “curarla ya no era posible”. En Holanda la eutanasia es legal desde 2002, produciéndose el año pasado 5,561 muertes por este método.
Aunque esta historia ocurrió hace un año, es ahora cuando sale a la luz gracias a una serie de documentos revelados por la Comisión Estatal para la Eutanasia de Holanda. Su caso supone el primero en el que la eutanasia se aplica a una persona no por problemas físicos, sino de tipo psicológico.
Tomado de Playground.