El primitivismo en América Latina

Ya parecemos tribus africanas, que no saben que hay que estudiar en la vida. El FMLN tiene que probarle a la población que no es así de primitivo. Deben intentarlo por el bien del país.

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El Gobierno paga más intereses por su deuda de corto plazo. Las últimas emisiones le costarán una tasa de 6.5%. A inicio de año solo pagaba 2.5%.

/ Foto Por Archivo

Por Manuel Hinds*

2016-05-19 9:00:00

Uno por uno, los gobiernos del Socialismo del Siglo XXI y asociados están enfrentando un mundo que es mucho, mucho más complejo que lo que ellos pensaron que era.

Venezuela, el mascarón de proa del movimiento, está retrocediendo a niveles de caos social, económico y político. El pueblo brasileño está en el proceso de impugnar a Dilma Rousseff y enjuiciar a Lula, que presidieron sobre un régimen que, además de llevar a Brasil a la peor recesión desde la Gran Depresión de los años treinta, hundió al país en un pozo de corrupción en el que la población entera pagó para que unos pocos miembros del partido en el gobierno se convirtieran en grandes millonarios. Los gobiernos de los Kirchner destrozaron Argentina, que apenas está comenzando a poner las fundaciones para recuperarse de sus administraciones irresponsables. Ecuador está pasando por una crisis económica severa que ha terminado con las posibilidades de reelección del presidente Correa.

Ahora le toca el turno a Evo Morales en Bolivia, que, además de haber perdido la posibilidad de reelegirse otra vez más, está enfrentando feroces manifestaciones por haber cerrado una fábrica estatal de textiles, dejando sin trabajo a 800 personas. La fábrica había sido privada. Fue nacionalizada en 2011 después de perder el mercado de Estados Unidos como consecuencia de que Morales expulsara al embajador de ese país en 2008. En la sicología triunfalista de esos años, Morales pensó que todo iría bien porque Venezuela abrió el mercado para los textiles bolivianos. 

Ese mercado nunca fue grande y luego se secó por razones que todo el mundo sabe (no por falta de demanda en Venezuela sino porque el país no tiene como pagar en dólares) y Morales se enfrentó a una realidad que él no conocía: que las ventas y las utilidades de las empresas no se dan automáticamente sino que hay que generarlas, y que ese es el papel de los empresarios privados, y que los burócratas nombrados por el gobierno para manejar empresas estatales en vez de producir y obtener ganancias generan pérdidas insostenibles. Ahora se ha dado cuenta de que los empresarios juegan un papel clave en la economía, y de que cuando las empresas pierden sostenidamente no hay más alternativa que cerrarlas.
 
Esa lección todavía no ha llegado a Nicolás Maduro y otros socialistas del Siglo XXI, que, igual que los pueblos más primitivos, no puede concebir que haya fuerzas impersonales, leyes de la naturaleza, o fenómenos complejos. En la mente primitiva, los rayos no resultan de desbalances eléctricos en las nubes sino de decisiones de algún dios o demonio que decide tirarlo en algún lugar en específico. 

Así, la mente primitiva piensa que si alguien construye una barca mal hecha y zozobra en el mar, su naufragio no se debe a su incompetencia sino a la decisión de otro, o quizás el mismo dios o diablo que decidió hundirlo. Esas mentes primitivas piensan que la solución no es hacer mejores barcos sino atacar al diablo que dio la orden para que se hundieran. No habiendo tenido en la vida instrucción notoria y no habiendo tenido experiencias de trabajo arriba de un nivel muy bajo, estas mentes creen que si algo pasa es porque un jefe lo ordenó. Entonces creen que si se hacen jefes van a ordenar todo y todo será como ellos quieren.
 
Maduro parece pensar que todos los problemas económicos que tiene son causados por algún monstruo que surge del mar para comérselo. En vez de mejorar sus políticas económicas, que son las que lo han llevado adonde está, manda a movilizar a las fuerzas armadas para enfrentar al monstruo. Vuelve imposible para las empresas operar y cuando éstas cierran manda a meter presos a los dueños. 

Es increíble que una gran parte de América Latina esté en manos de gente con esa mentalidad. El subdesarrollo es un problema mental, y con esta gente en el poder en vez de desarrollarnos estamos des-desarrollándonos. Ya parecemos tribus africanas, que no saben que hay que estudiar en la vida. El FMLN tiene que probarle a la población que no es así de primitivo. Deben intentarlo por el bien del país.
 

*Máster en Economía,
Northwestern University.
Columnista de El Diario de Hoy