René, un niño de cuatro años mascaba chicles todo el día, luego, se los tragaba.
Cuando te tragas un chicle, la goma de mascar llega a tu estómago y este, trata de digerirlo como si se tratase de cualquier otra comida. Si no lo consigue, la goma de mascar avanza hasta el tracto intestinal, y es ahí donde puede iniciar el problema.
Cuando el chicle abandona nuestra cavidad oral, se vuelve pegajoso. La prueba es que se pega con facilidad en la ropa, en el cabello, en el suelo. El chicle necesita la humedad.
Su composición es a base de goma, edulcorante y aromas. Todos estos elementos son absorbidos por nuestro organismo con facilidad, a excepción de la goma de mascar.
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René tuvo que ser intervenido por obstrucción intestinal debido a la ingesta masiva de chicles. Ni la saliva ni los ácidos del estómago fueron lo suficientemente fuertes para deshacerlos.
El sistema digestivo está preparado para desechar cosas, como una bola de chicle, pero no siempre se corre con la misma suerte, en especial, cuando las cantidades de chicle ingeridas son alarmantes.
El sitio Aweita.pe, edición digital del canal peruano, AWEITA, publicó una entrevista realizada a la Dr. Lisa Ganjhu, gastroenteróloga y clínica de la NYU Langone Medical Center, donde afirma que un chicle no dura siete años en tu organismo.
“Es un excelente mito urbano, siete años siempre es un buen número, supongo. Pero no es verdad, si lo fuera tendríamos varias gomas de mascar en el intestino, lo cual no sería nada bueno para la salud”. dijo.