A Joaquín Arévalo y Elmer Aníbal Torres, uno policía y el otro empleado administrativo de la PNC, no les gustó que Francisco Gerardo Aguilar, (a) Sardina, un pandillero vinculado a la 18, colaborara con la Dirección Central de Investigaciones (DCI), porque los mencionaba como responsables de diferentes homicidios.
En la lista que Sardina habría revelado a la DCI, también salpicaba a los hermanos José Ángel, (a) Lito, y Eduardo Castillo Calles, dos de los perfilados como supuestas cabezas de la estructura; y Miguel Ángel Monterrosa, (a) Cuchillo.
Otro de los supuestos motivos para matar a Sardina era que había tenido problemas con miembros del grupo de exterminio.
Por ello, en una tercera reunión para planificar su muerte, Elmer le dijo a Sirio (testigo criteriado) que se encargara de matar al supuesto pandillero y recibiría de cada una de las siete personas que participaron $100.
En una noche, a finales de marzo 2014, Elmer le llamó por teléfono a Sirio para que fuera a Tres Puentes, porque Monterrosa iba a ir a la casa de Sardina con la mentira de que fuesen a matar a policías.
Los dos sujetos estuvieron en una parcela cercana a la casa de Sardina, en caserío La Palomera, municipio de El Congo, en Santa Ana.
Al día siguiente, los sujetos volvieron a reunirse en Tres Puentes, ahí revelaron lo hecho. Le dispararon a la víctima en el pecho con dos armas diferentes.
Días después, cuando Sirio estaba en la cervecería, se enteró por Joaquín que a Monterrosa lo había detenido la Policía, y le quitaron la pistola con la habría matado al pandillero. A los cuatro días quedó libre.