Con mucho entusiasmo, habilidad y coordinación, alrededor de 250 voluntarios del Grupo AGRISAL, Glasswing Internacional y empresas aliadas realizaron ayer labores de ornato en el Centro Escolar Altavista, de la jurisdicción de Ilopango.
La jornada de mejora de la institución educativa se llevó a cabo como parte de las acciones que la empresa AGRISAL desarrolla en el marco de su programa de Responsabilidad Social Empresarial SonreirSE.
Fue así como a eso de las nueve de la mañana el contingente de voluntarios puso manos a la obra para dar pintura general a uno de los edificios de la institución, arreglar barandales y arriates, pintar murales en la mayoría de paredes y columnas, sembrar plantas, plantar algunas especies en el huerto escolar y pintar algunas áreas de las canchas de fútbol y baloncesto.
En medio de un ambiente muy festivo los voluntarios también realizaron artes manuales y jugaron con un grupo de pequeños alumnos que fueron invitados para que vivenciaran el proceso de transformación de su escuela.
Silvia Samayoa de Maestre, coordinadora del Comité de Responsabilidad Social Empresarial, detalló que llevan cuatro años desarrollando este tipo de tareas en las comunidades que están en el radio de operaciones de acción de la empresa.
Según detalló, en este caso la Escuela Altavista está en la zona de influencia de Plaza Mundo que es uno de los inmuebles más importantes del Grupo AGRISAL.
De forma previa han atendido el Centro Escolar Ciudad Credisa, de Soyapango; y el Centro Escolar Concha Viuda de Escalón, en San Salvador.
“Uno viene a dar, pero recibe muchísimo de ver la escuela cambiada y solo de imaginarse la carita de los niños cuando regresen a clases”, citó De Maestre, al hablar de lo que significa la experiencia.
De acuerdo con la información brindada por AGRISAL para llevar a cabo el voluntariado se contó con el apoyo de Glasswing, que es la que se encargó de identificar las necesidades de la escuela y de la logística.
José William Hernández, director del Centro Escolar Altavista, agradeció el esfuerzo durante el cual se hicieron reparaciones en el área de los baños sanitarios, entre otros.
“Es una gran ayuda. Como le digo, económicamente nosotros no podemos solventar este tipo de trabajos a corto plazo. Necesitamos demasiados tiempo para reunir fondos o buscar a alguien que nos ayude. Ha sido la gran sorpresa para todos”, afirmó.
Hernández precisó que la institución atiende a mil 835 estudiantes y la falta de más capacidad instalada y las limitaciones financieras no les permite atender la sobredemanda que hay en la zona.
Aunque con la intervención del programa de AGRISALhan logrado solventar algunas necesidades de mejora, aún le quedan pendiente la reparación de los techos que en su mayoría ya alcanzaron su vida útil. Al respecto, dijo que ya están haciendo gestiones con otras empresas.
Edgardo Enrique Marroquín, uno de los voluntarios, aseguró que le gusta participar en acciones que permiten ayudar a las personas que lo necesitan.
“Siento que el futuro de nuestra sociedad siempre van a ser los jóvenes y par eso necesitamos motivarlos porque, sea como sea, se necesita motivar a las personas para sentir esa energía y ánimo para salir adelante”, señaló el joven.