Viejitud plena

Dime cómo vives y te diré cómo vivirás. Yo te digo que mi idea es morir joven, lo más tarde posible.

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Textiles, calzado y alimentos nostálgicos son la mayor exportación a EE.UU. beneficiados por el TLC.

/ Foto Por Archivo

Por Carlos Alfaro Rivas *

2016-05-23 8:29:00

“Esto de llegar a viejo es un coyol”, lamentó un nadador canoso en el desvestidero de la piscina. “Las bisagras pura carreta chillona, la rabadilla engarrotada, aquellos casi llegan a las rodillas, la próstata, tamaño jocote”, casi lloraba mi nuevo amigo.

Ni muy nadador que digamos. Resulta que recién le insertaron un implante entre la L4 y L5, por lo que el ortopeda le recetó “pixina”. “Yo era campeón de 400 libre, pero quién sabe si me voy a acordar”, agregó en tono culío.

Ni muy viejo está don lamento. A pesar de que parece de 70, me confesó que tiene 60. ¡Paja lo de campeón!

Su edad y apariencia no importan; lo que importa es que ha tomado el primer paso para que su coyol no se complique más.

Mientras me frotaba crema antiarrugas en mi piel morena, felicité al señor de 60 que parecía de 70, pues, si en serio le mete alma y corazón a las brazadas, abriría un nuevo capítulo de vigor en su libro de vida.

Antes de despedirnos – él en un bikini estirado a la piscina, y yo bien “shineado” a la oficina, mi boca rebalsó de emoción, al parlar lingo de nadador: VO2 Max, límite láctico, drills, SWOLF….

 Mi boca también rebalsó de consejos para que deje de clavarse en la vejez viruela, y mejor se enfoque en perseguir una viejitud plena.

 “Ser viejo no es un problema ni un estorbo, pues viejos son los caminos y todavía echan polvo,” dice la sabiduría popular.  Valga la aclaración, la vejez no es un problema si, y solo si, se goza de una viejitud plena.

¡Buena noticia! Ahora los 70 son los nuevos 50. Cierto, hay avances en medicina, y nuevas fórmulas farmacéuticas de peso, pero peso igual tienen las tendencias de verse y sentirse bien, de comer más sano, de mover el esqueleto.

Aplicando a mis huesos la bendita realidad del párrafo anterior, con razón me siento de 30. Agradezco a la medicina por las 2 plaquetas y 4 tornillos que amarran mi columna mejor de como nací. Bien por los desinflamatorios musculares. Pero como bicho me siento, gracias a nadar, correr y pedalear, a una dieta balanceada, a una vida ordenada, y al enfoque en que cuando algún (lejano) día ingrese al invierno de mi vida, lo haga con energía, movilidad, lucidez y, aunque viejo será el camino, todavía eche polvo.

No crean que no es un camino sin baches. Ahorita estoy pasando por una nube negra de pubitis, plaquetomitis, sinusitis; perdón por mi francés, pero sí que valiverguitis.

Creyente firme de que después de la tormenta sale el sol, repito en mi mente los consejos que le di al señor lamento, y, luego de asesoría médica para mis males actuales, y a unos ajustes en el plan de entreno, continúo mi  búsqueda de una viejitud plena.

Convencido del poder de la natación, mi nuevo amigo, el del bikini estirado,  agrega que para que los 70 sean los nuevos 50, además de endorfinas y vitaminas, los chequeos anuales son menester. Pechos y ovarios para ellas, próstata y colon para ellos, chacalele para ambos.

También se necesita fuerza, mucha fuerza, para sonreírle a la vida, aunque a veces tengamos más ganas de llorar. ¿Sabían que los publicistas dicen que el logotipo de una persona es su sonrisa? ¡Pelemos los dientes!

No está completa la receta sin el amor familiar, sin el deseo de aprendizaje continuo, de ayudar al prójimo, de estar al día con los chillos, de profundizar en lo que pasa aquí y allá, de una copita de vino todos los días. 

Dime cómo vives y te diré cómo vivirás. Yo te digo que mi idea es morir joven, lo más tarde posible.

La canción tiene razón. La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ayyyy Dioss… 

…Pero pase lo que pase, al menos le apuesto, aspiro y me activo hacia una viejitud plena.

Verdad que usted también.
 

*Columnista de El Diario de Hoy.
calinalfaro@gmail.com