La clica Vatos Locos Primavera de la pandilla 18 Revolucionaria no tenía planeado asesinar a los 11 trabajadores, en el caserío cantón Agua Escondida, en San Juan Opico, La Libertad. Ellos iban tras pandilleros de la mara Salvatrucha, según establece el requerimiento de la Fiscalía.
Unos 18 sujetos se habían reunido el 2 de marzo, un día antes de la masacre, en El Playón, en Quezaltepeque, en un lugar conocido como “la lava” -llamada así porque está cubierta de lava volcánica- para ir hasta San Juan Opico a atacar a mareros contrarios, relató Islámico, testigo protegido del Ministerio Público, quien también participó del hecho.
La orden la había dado una persona identificada como Chevo, supuesto palabrero de la pandilla, y la hora de reunión era a las 7:00 p.m.
Islámico, según la Fiscalía, salió ese día las 10:00 de la mañana de una colonia en Quezaltepeque junto a dos de los ahora procesados: Héctor Mario Biaza, (a) Flaco; y René Mauricio Buezo, (a) Street Boy.
En el camino se encontraron con ocho 8 sujetos, con quienes llegaron hasta “la lava”, a la hora que les habían indicado.
Foto/ Mauricio Cáceres
Una vez comenzó la reunión, José Luis Polanco Escalante, (a) El Enano, les dijo que iban a ir a San Juan Opico a matar miembros de la MS, pero no a gente inocente.
Al acordar lo que harían, durmieron en el lugar y despertaron hasta las 4:00 a.m. del día siguiente para salir a su cometido media hora después.
Te puede interesar: Ofrecen recompensa por información de vinculados a la masacre en Opico
El día de la masacre, todos los de la clica, según Islámico, portaban armas, en su mayoría pistolas 9 mm, además de escopetas 12 mm y fusiles.
El testigo señaló también que Polanco Escalante y dos hombres más identificados solo como El Viejo Triste y El Killer vestían como agentes policiales.
La clica partió, guiada por El Enano y un pandillero apodado El Coche, hacia San Juan Opico, y después de dos horas se detuvieron a desayunar.
Los supuestos pandilleros siguieron con su ruta en un cañal, a la orilla de un cerco, donde escucharon voces, que les obligó a caminar siete u ocho metros desde donde estaban, para saber quiénes andaban por la zona.
Eran tres trabajadores que estaban cavando hoyos para postes de energía eléctrica. Cuatro de los sujetos los capturaron y los hicieron caminar por el cerco, donde estaba un sujeto apodado Travieso, quien le dio la orden a Islámico de que observase qué es lo que han visto los demás del grupo, quienes estaban a metros de ellos.
Foto/ Mauricio Cáceres
Él se dirigió hacia donde estaban los demás miembros y vio que habían privado de libertad a ocho personas, a quienes habían metido en un terreno, los habían tirados en fila en el suelo, boca abajo y amarrados de las manos.
Después, según el testigo, los sujetos obligaron a las víctimas a caminar, uno por uno, por el bordo pegado al cerco por donde hicieron caminar a los primeros tres trabajadores.
Uno de ellos quiso escapar y corrió, pero Jorge Ramírez, (a) Fiera, salió tras él y le dio seis disparos, mientras que los demás pusieron a las víctimas boca a bajo contiguo al cerco.
Seguido a ello, El Coche decidió, según el testigo, que asesinaran a uno de los trabajadores, que al parecer era el de mayor edad, porque le encontraron un carnet que lo perfilaba como militar retirado. Fue cuando al Street Boy (pandillero nuevo) le pasaron un machete con el que golpeó a la víctima en el cuello.
Minutos después, Miguel Ángel Martínez, (a), Slipy, le dio un disparo a otro de los trabajadores atrás de la cabeza.
“Matemos a estos”, ordenó El Flaco, sujeto que también, de acuerdo al requerimiento de Fiscalía, se encargó de grabar con un celular ese momento para enseñárselo a otros miembros de la pandilla.
Nueve sujetos, siete presentes y dos ausentes del proceso, enfrentaron la audiencia de imposición de medidas en el Juzgado Especializado de Instrucción B. La resolución fue su detención durante los cuatro meses que de etapa de instrucción. Tres sujetos más siguen prófugos.