Los meses estarían contados para una suspensión de pagos de parte “del Estado”, declaró Fusades en su informe de coyuntura.
Entre agosto y diciembre de este año, agrega, el pago de salarios a empleados públicos, deuda a proveedores (medicinas, vacunas, corriente eléctrica), alquileres, etc., no tendrá lugar.
O como se dice en términos simples, podría desencadenarse una crisis que se llevará de encuentro al país entero, de por sí presionado por las desacertadas políticas económicas y fiscales.
No está claro si un recorte a fondo de gastos puede evitar ese colapso o si ya es muy tarde. En su momento, Sánchez Cerén declaró que un “achicamiento del Estado” es inadmisible, entendiéndose como tal no la supresión de entidades públicas, direcciones ministeriales y dependencias diversas, sino suprimir de golpe las cuarenta mil plazas de activistas, de gente que no hace nada útil.
Ciegos a esa crisis está un número de funcionarios, que lejos de ahorrar, recortar gastos, suprimir lo superfluo, siguen inflando su burocracia, como ha hecho el Minec al incrementar doscientos puestos con altos salarios, lo que por cierto objeta la Corte de Cuentas de la República.
La Fundación señaló que “en marzo de 2016 el gobierno alcanzó el máximo permitido a las Letras del Tesoro (Letes), que funcionan como una tarjeta de crédito. A diciembre de 2015, el gobierno llegó con un acumulado de $306 millones en pagos atrasados, según Fusades.
“Este fue un mecanismo que se usó entre junio y diciembre de 2015 para pagar un faltante de $500 millones en el gobierno”, señala.
“El problema es que al haber alcanzado el máximo, este año el Gobierno no podrá hacer lo mismo para financiar su gasto”.
No debemos, los salvadoreños, pensar que ha llegado el armagedón, el apocalipsis. Venezuela continúa siendo Venezuela en peores condiciones y Maduro siempre tiene recursos para pagar represores que apalean a los que protestan.
Sigue metiendo palo, sigue recetando más revolución y allí sigue tan campante.
No ha sido su gran fuerte manejar tarjetas de crédito
Manejar tarjetas de crédito nunca fue el fuerte de los comunistas, que se ponen a gastar y gastar y gastar hasta que las topan, no las pagan y los acreedores no tienen más remedio que denunciarlos públicamente, como pasó con Funes.
Y fue Funes el que introdujo esa forma de llevar las cuentas públicas: se gasta y gasta y gasta sin importar lo que pueda venir.
Es esta una de las razones por las cuales no cesan los intentos de los comunistas para disponer de la mitad de los fondos de pensiones de los trabajadores, como no cesan sus movimientos para decretar más impuestos.
Da la gran casualidad que los regímenes de izquierda de Hispanoamérica, como los de Europa y Hollande de Francia es un ejemplo, están en crisis, lo que ya provocó la caída de la Rousseff y del sueño del “partido de los trabajadores”.
Lo que está sucediendo a nivel nacional, la crisis de “el Estado”, ocurre también, mutatis mutandis, en las alcaldías que regentea el FMLN. Cuando hace alguna pequeña obra es echando mano a préstamos; todas están con deudas hasta la coronilla, como hace unos días se ilustró con el caso de Nuevo Cuscatlán.
Caer en impago no es quedar en la total lipidia; ya vendrá la garduña por los mendrugos.