Una mente brillante

Haría muy bien la ANEP en permitir que Arnoldo Jiménez despliegue con mayor soltura sus enormes cualidades como vocero y no solo como analista de primer nivel.

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Foto Por edhdep

Por MarvinGaleas*

2016-05-27 8:40:00

Conocí a Arnoldo Jiménez, actual director ejecutivo de la Asociación Nacional de la Empresa Privada, en los tiempos de la presidencia de Francisco Flores, quien lideró uno de los equipos de gobierno más capaces. 

En aquel gabinete figuraban entre otros excelentes profesionales: Juan José Daboub, María Eugenia Brizuela de Ávila, Miguel Lacayo, Miguel Simán, Evelyn Jacir, José Ángel Quirós, Francisco Bertrand, Guillermo Sol Bang, René León, Rafael Barraza y otros que por razones de espacio no menciono acá.

En aquellos tiempos El Salvador había ocupado el liderazgo regional en casi todo. Teníamos las mejores carreteras, nuestro aeropuerto era el más avanzado, la economía dolarizada permitió que con intereses de 6 % y plazos de hasta 30 años, millares de salvadoreños pudiesen cumplir el sueño de tener casa propia.

Desde el Fondo para la Inversión Social para el Desarrollo Local, Miguel Simán impulsó una innovadora estrategia para combatir la pobreza, a través de pequeñas obras que significaban grandes cambios en la vida de centenares de miles de personas.

Cuando José Ángel Quirós llegó al Ministerio de Obras Públicas, este era un ente sumamente ineficiente que de cada dólar que disponía gastaba 80 centavos en burocracia y solo 20 en carreteras.

José Ángel le dio vuelta a la tortilla. De cada dólar, durante ese quinquenio, 20 centavos fueron destinados para pagar salarios y 80 para construir carreteras. El resultado fue que durante esos 5 años se pavimentaron y construyeron más carreteras que durante toda la historia del país.

En aquel equipo de trabajo, figuraba un joven brillante. Era la mano derecha de Juan José, el jefe del gabinete. Arnoldo Jiménez, ingeniero de profesión, hablaba poco y hacía mucho. Pero cuando hablaba, sus opiniones eran acertadas y sin muchas vueltas. Su más grande cualidad era la de proponer soluciones sencillas y prácticas a problemas sumamente complejos.

Sé todo esto porque fui parte, junto a Manuel Meléndez y Federico Hernández Aguilar, este último de excepcional inteligencia y de unos 23 años, del equipo de comunicaciones del Presidente. Me tocó estar en innumerables reuniones de trabajo para recoger la parte que me correspondía: las comunicaciones. Arnoldo Jiménez era una especie de turbina silenciosa en aquel gobierno pletórico de estrellas (yo solamente veía, escribía y aprendía).

Muchas de las cosas buenas que legó aquel gobierno: la estabilidad macroeconómica, el grado de Inversión, la austeridad, la palpable e inmensa obra física y social, la disminución de la pobreza, la superación de dos terremotos, se deben en buena parte a Arnoldo.

Cuando terminó el gobierno fue un exitoso consultor internacional. Luego fue nombrado director ejecutivo de la hoy tan asediada ANEP. Sus adversarios (¿o debo decir enemigos?), le tendieron una trampa burda. Sabiendo sus excepcionales cualidades, prefirieron intentar matarlo civilmente, como quisieron hacer con don Billy Sol y con Francisco Flores. A Paco lo mataron físicamente al final.

Todo fue perversamente preparado. Aprovechar el momento, provocar, el equipo de video listo y el diario digital propiedad de los innombrables, se encargó en simultáneo de la difusión. La operación, típica de la guerra sicológica para destruir personas, tuvo un enorme impacto. Pero Arnoldo Jiménez no hizo nada que no hagan miles de otros salvadoreños decentes: tomarse unos tragos. Hay exfuncionarios que comienzan a beber y usar redes sociales antes del medio día. Ustedes ya saben. No es el caso de Arnoldo.

La ANEP no debe permitir que un golpe bajo meta en el ostracismo a uno de sus mejores voceros y pensadores. Conozco a Arnoldo, es un hombre de familia, sin vicios, trabajador, amigo leal y sobre todo un excelente profesional. 

Pensando en Arnoldo Jiménez, recuerdo la frase de José Mourinho, en relación al Pipita Higuain, entonces delantero del Real Madrid. “Solo un entrenador estúpido dejaría ir a Higuaín”. El Pipita, tras el triste fallo contra Alemania, (¿quién no falla en esta vida?) resurgió gigante para quebrar todos los récords goleadores de la liga italiana.

Jorge Daboub hizo bien en retener a Arnoldo Jiménez. En mi opinión haría muy bien la ANEP en permitir que Arnoldo Jiménez despliegue con mayor soltura sus enormes cualidades como vocero y no solo como analista de primer nivel. La nueva junta directiva necesita de esa mente brillante en estos tiempos de gobiernos hostiles.

    
* Columnista de El Diario de Hoy