En este mes de mayo se cierra el primer año de labores en la Asamblea Legislativa; así como en diciembre cerramos el último mes del año, recapitulando con el pasado y vislumbrando el futuro, al igual lo hacemos en este mes de mayo, ya que es propicio para manifestar de una manera simple, situar los hechos y las circunstancias, exponiendo mi visión ante ustedes amigos lectores.
Durante este año transcurrido en la Asamblea Legislativa, he asistido a un diálogo de sordos y por lo que leo, oigo y converso con la población, no hemos logrado conectar con la ciudadanía como sociedad política.
Tenemos un hueco fiscal financiero, estamos en un desastre fiscal, la economía es débil, la política fiscal mal manejada, tenemos una deuda enorme, debemos reducir el gasto y racionalizarlo, debemos eficientizar los recursos, mejorando el gasto y la inversión. Es necesaria una disciplina fiscal. Solo medidas severas para reducir los Letes, aumentar la transparencia, presupuesto claro y en las finanzas públicas, deben ser una prioridad.
La agenda política en este período nos ha sido impuesta y en mi visión no obedece a la visión de país que nos permita entrar en un círculo virtuoso. No veo ni siento una nueva manera de hacer las cosas. La transparencia. La responsabilidad. El respeto institucional y la mejora de la ciudadanía la veo muy lejos en este primer año. Vivimos la pesadilla más grande de inseguridad, demandemos honestidad y austeridad.
Encuentro muchas anclas del pasado y los mismos prejuicios, pero eso sí: No me rindo, ni me daré por vencido en la búsqueda de una ilusión y disposición de construir cada día un mejor momento; donde la tolerancia, la apertura y la esperanza sean parte de ese futuro.
Veo con satisfacción en la Asamblea Legislativa, una nueva generación de colegas, aunque en el ambiente nos encontremos con tornados y permanentes nubarrones negros. Las iniciativas presentadas de ninguna manera son irrelevantes, porque si así fuera el país no progresa, pero muchas han sido ignoradas y eso es lo sucedido.
Soy testigo de que algunas iniciativas presentadas son tratadas con razonamientos superficiales (no por todos), y con sus comentarios se han acabado a los proponentes; pero también he visto a un buen grupo de diputados luchando porque la gente no pierda la esperanza; aunque el recorrer del camino sea cuesta arriba y cada día en cada decisión y discusión la cuesta se vuelva más empinada.
No nos olvidemos que así como nosotros vemos la historia pasada, esta se va a repetir a nuestro actuar presente y los comentarios serán los mismos: intrascendencia, todos los políticos son corruptos porque a todos nos pintan con la misma brocha, eso a mi juicio y con el respeto de todos, es la marca que veo de este período de la historia.
Amigos; la cima debemos de subirla, ese es nuestro deber, no se puede tapar el sol con un dedo, El Salvador duele, tengo derecho a dudar, tenemos una difícil batalla que librar, funcionarios, empresarios, trabajadores, sociedad política, debemos mejorar el trabajo en equipo, la democracia no es broma y tampoco debemos seguir jugando con ella. Por todo esto, tengo derecho a dudar.
* Diputado