A la conquista del territorio pipil de Cuzcatán

El piloto mayor Andrés Niño llegó al golfo de Fonseca en mayo de 1522. En ese mismo viaje, recorrió la costa, a la que denominó “el rostro fragoso”, nombre con el que el actual territorio salvadoreño figura en el enorme planisferio trazado en Sevilla por Diego Ribeiro, en 1529.

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Este enorme planisferio fue el primer mapa en el que apareció registrado el “rostro fragoso” o costa del actual territorio salvadoreño. Fue trazado en 1529 por el portugués Diego Ribeiro o Ribero (¿?-1533), cosmógrafo real destacado en Sevilla desde el 10 de junio de 1523. Conservado en el Museo de la Propaganda (Estado del Vaticano), es considerado el primer trabajo cartográfico elaborado con una metodología científica.

Por Carlos Cañas Dinarte / Colaborador EDH / efemeridesSV@gmail.com

2016-05-28 4:05:00

Cuscatlán es el topónimo que los indígenas nahuas auxiliares de Pedro de Alvarado y Contreras le asignaron al señorío pipil de Cuzcatán. El uso del fonema o sonido TL no estaba contemplado en esta versión idiomática del náhuatl, más evolucionado en el centro de México que al sur. Por eso, los conquistadores indígenas consideraron que los habitantes de esa tierra eran pipiltzines, hablantes de una lengua más antigua, que en el imperio tenochca era solo usada por los niños en proceso de adquisición del habla.

¿Qué extensión tenía ese señorío pipil de Cuzcatán? Hasta la fecha, no se ha localizado algún mapa o documento oficial que consigne el tamaño de ese territorio, rico en cultivos gracias a la enorme cantidad de materia volcánica depositada por decenas de erupciones y del que se extraía el mejor cacao de la zona, usado igual como moneda y como espesa bebida aromática al ser procesado para fabricar el oscuro chocolate.

Debido a que se encuentra extraviada la segunda parte del Lienzo de Quauhquechollan hecho hacia 1530, los documentos históricos que narran la llegada de las tropas españolas e indígenas a Cuzcatán son escasos. Uno es la segunda carta de relación que el capitán Alvarado y Contreras envió a Hernán Cortés en 1525. Otros son los procesos de residencia y varios penales en contra de Alvarado, los que se complementan con los ideogramas del Lienzo de Tlaxcala (archivado en la biblioteca de la Universidad de Glasgow, Escocia) y con varias referencias de las crónicas “Historia verdadera de la conquista de la Nueva España” y “Brevísima relación de la destrucción de las Indias”, salidas de las plumas del soldado Bernal Díaz del Castillo y del fraile Bartolomé de las Casas.

Tras atravesar el río Paz, las tropas continuaron la ruta de la costa. Las primeras localidades pipiles a las que llegaron, el 6 y 7 de junio de 1524, fueron Mopilcalco y Acatepec (en el actual departamento de Ahuachapán), en la que tomaron prisioneros y ordenaron a otros que fuesen a buscarles comida, pero los moradores abandonaron la población y se dirigieron a las elevaciones cercanas.

Al día siguiente tuvo lugar la batalla de Acaxual (Acajutla), en la que miles de defensores pipiles sostuvieron cruento combate. Fueron derrotados por las armas de fuego, la caballería y la estratagema empleada por los españoles y auxiliares, pero dejaron varios heridos entre aquellas tropas, incluido el propio Alvarado y Contreras, que recibió un flechazo en el fémur. No quedó constancia de que fuera un supuesto príncipe o cacique denominado Atonal quien realizara ese disparo, pero la tradición oral fue la responsable de inventar un nombre autóctono para aquel flechero desconocido que hirió de gravedad al jefe de aquella expedición de descubrimiento, conquista y colonización.

Entre el 13 y el 16 de junio, el ejército hispano-nahua libró diversas batallas, como las de Tacuzcalco, Cenzonapán (Sonsonate) e Izalco. Después, arribaron a Miahuatán -abandonada y desolada- y Atehuán (hoy Ateos), para luego librar otros encuentros bélicos masivos en Yopicalco (Opico) y Xilopango (Ilopango). Ese recorrido muestra que Alvarado y sus hombres ibéricos, indígenas y africanos dieron la vuelta al volcán de San Salvador por el norte, para después bajar hacia las riberas del río Lempa y del lago de Ilopango. ¿Quedaba la capital de Cuzcatán en algún sitio entre las actuales ubicaciones de Suchitoto y de los Perulapía, contraria a la idea generalizada de que estaba en las márgenes de la laguna volcánica de Antiguo Cuscatlán?

El 17 de junio de 1524, Pedro de Alvarado y Contreras entró en la capital del señorío.

Llegaba en mal estado de salud, pues la herida de Acaxual se le había infectado y lo había dejado sumido en fiebre.

Contrario a las ciudades mayas del Período Clásico, la capital de Cuzcatán no era una localidad de grandes templos o estructuras arquitectónicas monumentales. Por las escasas referencias existentes, más bien era una suma de plataformas, sobre las que se alzaban edificaciones pajizas. Aunque su nombre en lengua nahua significaba “Tierra de joyas y preseas”, lo cierto era que su riqueza radicaba en la fertilidad de su tierra, no en la existencia de grandes minas de oro u otros metales preciosos, tan ambicionados por los soldados españoles en las primeras décadas de la conquista de América. Ante la demanda de oro, la nobleza y los habitantes abandonaron la localidad y se dirigieron a las montañas, desde donde ofrecieron resistencia. En aquellas escaramuzas, los soldados de Alvarado y Contreras sufrieron bajas por heridas y muertes, así como el fallecimiento de más de diez de sus caballos.

Afectado por la infección en su pierna -que le dejaría una cojera permanente de dos dedos-, aquejado por el agotamiento de su ejército, la situación climática lluviosa y el desconocimiento del terreno, el capitán Pedro de Alvarado y Contreras abandonó Cuzcatán el 21 de julio de 1524, sin haber conquistado a la etnia pipil y con sus intereses puestos hacia la villa de Santiago de los Caballeros de Goathemala. A sus espaldas dejaban varios objetos que evidenciaban su presencia, como un cañón dañado, calzado, espadas y otros pertrechos.

Cuando Hernando de Soto, enviado por Pedrarias Dávila, atravesó el territorio pipil deCuzcatán o Nequepio (su nombre en lengua chorotega), el capitán Alvarado y Contreras envió a sus hermanos Gonzalo y Diego en compañía de otros conquistadores como Francisco Díaz, Antonio de Oliveros, Diego de Usagre y otros para que regresaran a Cuzcatán y fundaran una villa de españoles. La tradición indica que San Salvador fue establecida el 1 de abril de 1525, según las ordenanzas del rey Carlos I de España y V de Alemania y que se nombró a Diego de Holguín como su primer alcalde, tal y como quedó consignado en un ligero apunte dentro del “Libro primero del Cabildo de Santiago de los Caballeros”.

Es muy probable que aquella villa -consideraba más como un campamento militar de avanzada que una localidad trazada y delimitada- fuera visitada por Pedro de Alvarado y Contreras en su viaje hacia Choluteca, para tratar de encontrarse con Hernán Cortés, quien marchó desde Tenochtitlán para apagar la rebelión de Cristóbal de Olid en Puerto Caballos, en la costa caribe de Hibueras u Honduras. Considerada una de las más grandes movilizaciones militares desde el norte de la región centroamericana en el siglo XVI, aquella marcha entrañó muchos peligros, en especial durante una batalla librada contra pueblos lencas entre los actuales departamentos de Cabañas y San Vicente. Mientras, las hostilidades de los pipiles contra la villa de San Salvador continuaron, por lo que el clan Alvarado y Contreras decidió retirar a las tropas de aquel teatro de operaciones y regresarlas a Guatemala, en una fecha indeterminada del segundo semestre de 1526.

Dos años más tarde, entre enero y abril de 1528, una nueva fuerza militar encabezada por Diego de Alvarado regresó a Cuzcatán y reestableció la villa de San Salvador en la zona de Ciudad Vieja-La Bermuda, unos 7 kilómetros al sur de Suchitoto. En aquel poblado, Juan de Salazar y Juan de Aguilar asumieron como alcaldes ordinarios, mientras que como regidores funcionaron Pedro Gutiérrez, Santos García, Cristóbal Salvago, Sancho de Figueroa, Gaspar de Cepeda, Francisco de Quirós y Pedro Núñez de Guzmán. Otros cargos fueron el de tenedor de bienes de difuntos, asumido por Bartolomé Bermúdez, mientras que Diego de Alvarado tomó para sí el cargo de justicia mayor y teniente de capitán general. Entre junio y noviembre de 1528, fue él el responsable de la repartición de tierras y entrega de encomiendas de las provincias y localidades pipiles de Cuzcatán a los capitanes españoles de la conquista, así como a las masas de tenochcas, acolhuas, tlaxcaltecas y demás militares indígenas mexicanos que apoyaron esas campañas militares, quienes fundarían barrios y poblaciones como Mejicanos, Aculhuaca, Texinca, Paleca, etc.

PARA SABER MÁS

-BARÓN CASTRO, Rodolfo. “Reseña histórica de la villa de San Salvador, desde su fundación en 1525 hasta que recibe el título de ciudad en 1546” (2ª edición, San Salvador, 1996).

-ESCALANTE, ARCE, Pedro. “Los tlaxcaltecas en Centroamérica” (San Salvador, 2001).

-THOMAS, Hugh. “Quién es quién de los conquistadores” (diccionario, Barcelona, 2001).

-“El imperio español. De Colón a Magallanes” (Barcelona, 2003).

-“El imperio español de Carlos V” (Barcelona, 2010).

-MEZA, Joaquín. “Diccionario toponímico de El Salvador” (San Salvador, 2013).

-VALLEJO GARCÍA-HEVIA, José María. “Juicio a un conquistador. Pedro de Alvarado: su proceso de residencia en Guatemala, 1536-1538” (Madrid, 2008, dos tomos).