Casi tres décadas de velar por niños y adultos minusválidos

Gracias a salvadoreños altruistas este albergue es la única esperanza de vida para más de 120 discapacitados.

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Personal administrativo y jóvenes beneficiados por el hogar, posan junto al busto del padre Carlo Vito Guarato, durante la celebración de la fundación del albergue.

/ Foto Por elsalv

Por Daniel Choto

2016-05-30 6:22:00

A casi tres décadas de su fundación, este refugio para niños, adolescentes y adultos minusválidos abandonados continúa satisfaciendo las necesidades más elementales de los internos, a pesar de que tiene un faltante del 40 % de ingresos para sufragar todos sus gastos, que ronda los dos millones de dólares anuales.

Todo comenzó cuando el recordado sacerdote italiano observó a un niño con discapacidades físicas y evidente retraso intelectual buscando qué comer en un basurero de San Salvador, explicó  Ernesto Cuestas Graniello, director ejecutivo de la Asociación Padre Vito Guarato.

Él administra y vela por que no falten alimentos, techo, abrigo, medicinas y cuidados médicos a los niños, jóvenes y adultos que tienen de Síndrome de Down, retraso mental, hidrocefalia, parálisis cerebral, entre otras condiciones físicas.

Este lunes se cumplieron 29 años desde que el sacerdote franciscano, Carlo Vito Guarato, conmovido por esta escena, fundara el Hogar del Niño Minusválido Abandonado, conocido como Hogar Padre Vito Guarato.

“Damos gracias a Dios Todopoderoso por permitirnos dar a 123 niños los medios para que puedan llevar una vida digna y atender sus urgentes necesidades”, expresó el secretario de la junta directiva del hogar,  Raúl Méndez Meléndez.

“Agradecemos a todas aquellas personas que fundaron esta institución y a todos aquellos que con sus contribuciones hacen posible esta obra”, añadió durante el acto de celebración de los 29 años,  realizado ayer en la plaza Padre Vito Guarato, que se encuentra atrás del museo militar, ex cuartel El Zapote.

Méndez Meléndez recordó que han transcurrido casi tres décadas desde el 30 de mayo de 1987 cuando su Guarato y personas altruistas que se identificaron con sus ideales fundaron el hogar, donde albergaron a 18 niños, con los que inició este legado de amor.

“Para continuar manteniendo esta buena causa debemos unir nuestros corazones para que podamos seguir adelante y, Dios mediante, hacer crecer esta obra”, agregó.

“Mientras haya un niño con discapacidad y en estado de abandono nuestra obra continúa”, con esta frase esperanzadora para decenas de niños minusválidos abandonados por sus padres, concluyó.

Amor y calor de familia  

El padre Vito solía decir que “lo contrario al amor no es el odio, sino la indiferencia”. Fue así como logró persuadir a los primeros salvadoreños altruistas para fundar el refugio en una casa alquilada, comentó el director ejecutivo, Ernesto Cuestas Graniello.

“Esta obra, precisamente por eso existe, porque el padre Vito y muchos salvadoreños no fueron indiferentes ante la necesidad que tenían los niños, de contar con un hogar, en el cual pudieran recibir todos sus cuidados”, agregó.

Cuestas Greniello recordó que el padre Vito, tras observar aquél pequeño que hurgaba entre la basura buscando comida, se dio cuenta de que en El Salvador no existía una institución diseñada para atender a niños con este tipo de condiciones.

El director ejecutivo hizo un llamado a personas de diferentes estratos sociales, para que en la medida de sus posibilidades les ayuden.
“Necesitamos que los salvadoreños nos ayuden para que esta bella obra de amor y esperanza no pare, continúe y pueda crecer más”, concluyó.