La molienda que resiste a desaparecer en Usulután

La molienda de la familia Rodríguez es la última que queda en el departamento de Usulután. La producción de dulce ya no es negocio y eso acabó las moliendas.

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La molienda de los Rodríguez es la última que sigue funcionando en Usulután.

/ Foto Por Carlos Segovia

Por Carlos Segovia

2016-04-02 4:15:00

USULUTÁN. Durante más de 60 años la familia Rodríguez ha pasado de generación en generación los conocimientos y enseñanzas sobre el trabajo en la molienda. 

Los procedimientos sobre el procesamiento de la caña a través de un trapiche y los diferentes puntos que requiere su miel para la elaboración de dulces y atados, también han pasado de padre a hijo por décadas.

La molienda de los Rodríguez es la última que sigue activa en el departamento de Usulután, al menos es el registro que la Casa de la Cultura tiene.

De hecho, la otra molienda que según Carlos Martínez, director de la casa de la cultura funciona todavía en el oriente del país, está ubicada en el municipio migueleño de San Rafael Oriente.

Lo importante de la molienda de Ojo de Agua es que, a parte de ser la última, es la única que aún usa el método artesanal para extraer el jugo de la caña de azúcar, ya que el trapiche funciona con la fuerza de bestias y no con motor como sucede en buena parte de moliendas que aún funcionan con fines comerciales en otras zonas del país. 

“Acá el proceso se hace artesanalmente, no con motor. Se pegan los bueyes y hacen su trabajo, a diferencia de los sitios en que hacen todo con motor, eso es de rescatar, que se conserva la tradición de la molienda”, dijo.

David Rodríguez, propietario de la molienda usuluteca, asegura que la producción de atados y dulces con base de caña ya no es rentable, razón por la que las moliendas fueron perdiendo su importancia y la gente comenzó a dedicarse a otras labores.

“Ya no es negocio esto de la molienda, nosotros la mantenemos para tener viva la tradición y siempre hacemos nuestra producción para seguir manteniendo esa costumbre, pero negocio ya no es”, dijo el propietario.

Otro de los que aprendió el oficio  es Genaro Rodríguez, uno de los hijos de don David, de quien se formó en el negocio.

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Genaro es el encargado de poner el horno para procesar el jugo de caña, pero además, es quien conoce los diferentes puntos de cocción de para los diferentes productos que elabora.

Con gran entusiasmo explica que la jornada inicia muy de madrugada con el acarreo de la caña hasta el trapiche, luego llega el trabajo de extracción del jugo y colocarlo sobre el enorme depósito en que se cuece y que lleva más de seis horas de fuego. 

“Lo más difícil de aprender es meter los dedos en el jugo hirviendo para saber el punto en que está la miel. Uno debe saber los diferentes puntos que van desde jugo de caña, Guarapo, Espuma de Sapo, claras y punto de batido”, explicó.

“A mi me enseñó el trabajo mi papá, pero también un  mozo que tuvo mi abuelo en la molienda cuando era de él”, dijo Genaro.

Al igual que su padre, coincide en que las moliendas han desaparecido porque dejaron de ser negocio; pero que mantendrán viva la tradición.

Junto a los Rodríguez, los vecinos de Ojo de Agua participan de la actividad que realizan al menos una vez por año, en la que rememoran tiempos de gloria del trapiche y la   caña de azúcar,   con ello pretenden tener viva la tradición  en la última molienda usuluteca.