Policías rurales con motos nuevas pero sin aceite ni gasolina

Agentes se quejan de no tener las condiciones necesarias para el funcionamiento de los nuevos equipos

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Los agentes policiales se ha instalado en una vivienda recuperada. Foto/ ??scar Iraheta

Por Jorge Beltrán Luna

2016-04-15 9:46:00

En la zona del Bajo Lempa y comunidades costeras del cantón Tierra Blanca se percibe los ánimos guerreristas con los que decenas de policías destacados casi en cada comunidad, persiguen a los pandilleros locales. “Esas hijos de p… no tienen huevos de enfrentarse con nosotros”, comenta un policía mientras pasa la mano por un lado de su fusil M-16.

Pero esa actitud triunfalista se esfuma rápido cuando se les hace la observación de que les han asignado buenas motocicletas, unas Honda todo terreno. Nuevas.

Los tres policías no pararon, entonces,  de enumerar las carencias con que realizan su trabajo de mucho peligro.

Comenzaron por contar que para la flota de motocicletas no tiene combustible asignado y tampoco aceite, es decir, el que ocupan las motocicletas para lubricar el motor.

“Aquí como ve, para comprar ese cuarto de aceite los tres hemos puesto 1.25 de dólar cada uno, porque la institución (policial) no nos da”.

Uno de los policías dijo que lo mismo hacían para comprar la gasolina. “Mire, toque (un recipiente); cualquiera diría que lo traemos lleno de gasolina, pero no es así. También de nuestra bolsa hemos puesto para comprar un galoncito”.

“Y otros están más hechos m… que nosotros. Por ejemplo, los compañeros destacados en (el cantón) La Canoa no tienen motos asignadas, igual que los de San Hilario. Les toca patrullar a pura pata”, comentaron.

Los policías destacados en La Canoa son parte del contingente que fue trasladado de la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO) el pasado 16 de febrero, como castigo por no haber detenido una marcha de policías de civil hacia Casa Presidencial. Todos fueron asignados a la Policía Rural en San Vicente y Usulután.

¿Y el dinero del impuesto a la telefonía?

“Ya llevan varios meses cobrando el impuesto a la telefonía pero hasta aquí no se ve claro que llegue ese dinero. Nosotros no sabemos qué lo están haciendo”, comentó otro agente, mientras se quitaba un raído chaleco antibalas para mostrar que no tienen el blindaje adecuado para detener la bala de un fusil.

De acuerdo con este agente, muchos de sus compañeros asignados a esa parte de Jiquilisco han optado por colocar placas de acero adicionales a los chalecos para incrementar el blindaje; obviamente, el costo de esas modificaciones sale de sus bolsillos.

Vea la galería de fotos en el siguiente enlace: Policías en el Bajo Lempa enfrentan el crimen y las carencias

Pero eso no es todo. Los policías rurales en ese sector duermen en condiciones deplorables.

Algunas patrullas se han acomodado en las casas que en el invierno son habilitadas como albergues temporales en la época invernal previendo inundaciones.

Para no dormir en el puro suelo, los policías han tomado viejas colchonetas y descansan a merced de las pulgas y otras alimañas propias del campo.

Foto EDH/ Óscar Iraheta

Con la comida es otro problema. Y ni se mencione el aseo personal. Para bañarse deben  fletar (jalar) agua en un bidón y hacerlo en el mismo piso donde colocan las colchonetas. Para rematar, no tienen sanitarios.

A pesar de todas esas carencias, muchos policías en el Bajo Lempa se muestran optimistas con su trabajo. “Si el Gobierno quisiera acabar con el problema, se hiciera rápido. Aquí lo hemos hecho”, dijeron, mientras se alejaban para ir a preparar su almuerzo.