Álvaro Torres aterrizó en El Salvador la noche del domingo como parte de la gira promocional de su último trabajo discográfico: Otra vida. El disco cuenta con 10 temas que hablan del amor, de las relaciones conflictivas, del despecho, de las relaciones que se anhelan pero que no pueden ser y también tiene un poco de erotismo y de mensajes positivos.
La idea de grabarlo nació hace cuatro años pensando en “canciones de color sepia, tipo esas imágenes viejas que se hacen amarillas”. El intérprete explicó que buscaba escribir canciones con un sonido de los 80 y apelando a la nostalgia, pero en el camino decidió esperar las nuevas corrientes musicales y terminó modificando algunos ritmos para que también tuviera algo de actualidad.
Se hizo acompañar del productor y compositor latino Alejandro Jaén, del productor cubano Paris Cabezas, del dominicano Pedro Miguel y de su hijo, Ástor Torres, quien lleva ya algunos años intentando abrirse campo como solista en el mundo de la música; aunque la mayoría de las letras son producto de su inspiración.
Hay baladas y un poco de música urbana. El sencillo que ha escogido para promocionar el disco es “Aléjate de mí”, uno de sus éxitos en los años 70 que dos décadas después también cantó el mexicano José Javier Solís.
“‘Aléjate de mí’ es una canción con una letra muy vigente: el amor sigue siendo la misma historia, el único que cambia es el protagonista, el desamor, la lágrima”, expresó.
Álvaro Torres habló además de su programa en Radio La Chévere, “El artista más chévere”, transmitido una vez a la semana durante una hora: “Es regocijante ver cómo la gente se comunica con nosotros en la radio, no solo aquí en nuestra patria querida, sino desde otras partes del mundo, como Australia, latinos románticos en Holanda, Argentina… Para mí es importante llevarles un recuerdo de su infancia o de su juventud aquí con canciones mías que recuerdan”, expresó.
Después de varios años radicado en Miami, Estados Unidos, no se olvida de la tierra que lo vio nacer: “De mi país yo extraño todo. Yo hubiera dado mi vida y la mitad de otra si todo lo que he logrado lo hubiera logrado acá, pero eso es imposible; el destino indestructible a veces nos pone trabas y si uno no camina se queda, y yo decidí caminar. Me perdí de muchas cosas: de la cosecha de los jocotes allá en mi Bajo Lempa, de ver a los sanates comiéndose el maíz en la milpa y no poder espantarlos… cosas tan simples, hermosas y únicas que no se pueden recuperar jamás. Son recuerdos maravillosos”, acotó.