Los fantasmas de la corrupción y de la evasión fiscal persiguen a Aznar

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José María Aznar y su esposa Ana Botella, en cuya empresa se amparó para declarar sus ingresos profesionales al Ministerio de Hacienda español.

/ Foto Por Archivo EDH

Por Guadalupe Trigueros Fabeiro

2016-04-18 9:55:00

José María Aznar fue multado la semana pasada por el Ministerio de Hacienda, al  evadir más de $225,000 en impuestos, al  declarar parte de su actividad laboral entre 2009 y 2010, a través de una sociedad que tiene con su esposa, Ana Botella, con el objetivo de pagar 25%, a través de una sociedad, en lugar de 50% que le correspondía como impuesto de renta. La multa asignada asciende a $79,398.

El vocero de Podemos en el Congreso, Iñigo Errejón, aprovechó la acusación para exigir “ejemplaridad” al ex presidente de gobierno.

No es la primera, ni la última vez que Aznar ha sido  y es  blanco de ataques.  Incluso, la ETA intentó matarlo en 1995 con un coche bomba.

En 2014, Aznar fue salpicado con el caso “papeles de Bárcenas”, con 22 de sus 34 ministros de gabinete acusados de recibir dinero ilegal y sobresueldos de parte de empresarios. El contacto era Luís Bárcenas, antiguo tesorero del PP, quien pagó sobresueldos a altos cargos del partido. El juez Pablo Ruz cerró el caso en 2015 y acreditó que el PP dispuso de contabilidad opaca para financiar campañas electorales y sobresueldos, entre 1990 y 2008.

Aznar también fue atacado por el  caso Gürtel que destapó una red de corrupción dentro del Partido Popular  entramada  por constructoras que sobornaban a funcionarios en 2009. (Ver recuadro)

Y el mes pasado, Aznar también estuvo en la mirilla de la escopeta de Juan Carlos Monedero, fundador del izquierdista partido Podemos,  quien lo llamó “criminal de guerra”, por su apoyo a la invasión de Irak en 2003. Esto, debido a que Aznar atacó en marzo pasado en Italia a las corrientes populistas, advirtiendo que “el populismo trabaja para ser una democracia, sin serlo”.

Aznar  tampoco se escapó de Hugo Chávez, quien lo llamó “fascista”  en constantes acusaciones que interrumpían el discurso del presidente de entonces, José Luís Rodríguez Zapatero, en la Cumbre Iberoamericana de 2007, a tal grado que el Rey Juan Carlos debió replicar el tan famoso “por qué no te callas”.

Ese  “por  qué no te callas” es el  que ahora sus contrincantes tratan de aplicarle, sin perder oportunidad, pero sin conseguir por el momento  el efecto deseado, aunque lo salpiquen de corrupción y lo señalen por  evasor.