E?l politólogo Kenneth Roberts que en 2014 visitó El Salvador como ponente del IV Foro Internacional de Análisis Político (FIAP), apuntó en dicha ocasión que el surgimiento de las nuevas formas de populismo en Latinoamérica está relacionado a una falta de representación política, específicamente cuando hay fallas de los partidos tradicionales al ofrecer alternativas a los votantes.
En algunos de sus ensayos, Roberts también apunta que el neoliberalismo podría ser un componente necesario de la transformación del populismo tradicional.
Los autores del ensayo argentino “Populismo y neopopulismo en América LatinaComplejos de la Cenicienta”, María Moira Mackinnon y Mario Alberto Petrone, acogen en su análisis las teorías de Roberts, para diferenciar populismo de neopopulismo.
“El populismo, acotan citando a Roberts, es atribuible a la fragilidad de la organización política autónoma entre los sectores populares y la debilidad de las instituciones.”
En cambio, señalan, el neopopulismo supone programas económicos focalizados en determinados sectores de la población, erosionando los mecanismos institucionales y accionando para desarticular a los sectores organizados: empresarios, clases medias y políticas.
No es exclusivo de la izquierda
En su estadía en El Salvador, Roberts hizo una diferenciación. “El populismo no es igual a la izquierda y no necesariamente pertenece a la izquierda, aunque sin duda hay populismo de la izquierda…”.
En esa línea, las referencias bibliográficas citan al ex presidente de Colombia, Alvaro Uribe, como un populista de derecha, y por supuesto ubican a Hugo Chávez en Venezuela, a Evo Morales en Bolivia y a Rafael Correa en Ecuador, entre los neopopulistas o populistas de izquierda (Ver recuadro más abajo de este texto).
El politólogo argentino Gerardo Aboy Carlés sostiene en su ponencia “Repensando el populismo” que “el neopopulismo es más populista que el populismo clásico”, en la medida en que la lucha es en contra de la clase política, no se crean partidos y se moviliza a los electores a base de redes que se activan en cada elección”.
En definitiva, en Latinoamérica, sostienen Mackinnon y Petrone, el neopopulismo cambia la forma en la que los líderes políticos se relacionan con las masas, ejerciendo el poder en países con gobiernos autoritarios e instituciones social y políticamente fragmentadas y sin capacidad de representarse políticamente. ?
Algunos neopopulistas
Chávez, estatización de empresas y restricción bancaria
VENEZUELA. Los gobiernos de Hugo Chávez contaron con suficientes ingresos a raíz de sus ventas de petróleo y los precios internacionales de entonces, para implementar una serie de medidas y políticas de corte populista o neopopulista que le ayudaron a ganar mayor respaldo entre la población. El analista Antonio Jorge López Rodríguez, del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales de España, destaca en su ensayo “La política fiscal de los gobiernos populistas”, que la bonanza del gobierno venezolano le facilitó a Chávez adoptar medidas para controlar la economía, entre ellas, el tipo de cambio fijo, control de capitales, control de precios, fijación de tasas de interés, pago de cuotas mínimas en créditos, estatización de Cemex, Holcim, Lafarge, Banco de Venezuela, del Grupo Santander, entre otras. Nicolás Maduro ha seguido la misma línea, pero con menos poder, ya que fue derrotado con casi el 70% de los votos de la oposición en las elecciones de diputados.
Evo Morales, intervencionista y ansioso del poder
BOLIVIA. El crecimiento de los precios de las materias primas en los primeros años de gobierno de Evo Morales alimentaron las arcas del Estado y le facilitaron el ejercicio de medidas populistas. El analista Antonio Jorge López Rodríguez, del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales de España, destaca en su ensayo “La política fiscal de los gobiernos populistas”, que la nacionalización de la industria del gas y el incremento de los precios de este producto a Brasil, su principal cliente, han marcado la vocación intervencionista de este gobierno. Morales nacionalizó los hidrocarburos, convocó a una reforma constituyente, y promovió decretos de la revolución agraria, en clara tendencia al clientelismo, anota el analista. Este año, también intentó afianzarse en el gobierno hasta el 2025, pero perdió el referendo en febrero, al verse involucrado en tráfico de influencias con su ex mujer y por la muerte de seis funcionarios.
Correa, el control de la economía y de la patria
ECUADOR. El 10 de agosto de 2009, cuando el economista Rafael Correa tomó posesión de la presidencia de Ecuador, exaltó a los indígenas, a los estudiantes, a los afro ecuatorianos, a los maestros, los campesinos, los panaderos, los cholos, los chazos, los montubios y a las amas de casa como “el motor de la historia, los seres humanos que jamás volverán a ser víctimas de la maquinaria neoliberal y del capitalismo salvaje”. Correa usa un slogan muy vitoreado por las multitudes que lo persiguen: “¡La patria ya es de todos!” Ha ganado en tres ocasiones la presidencia y ha aprobado un Código Tributario Financiero que le ha dado el control de la economía. El sociólogo Carlos de la Torre, menciona en su análisis “Rafael Correa, un populista del siglo XXI” que el mandatario ha centrado su inversión en la seguridad pública, la infraestructura y en el desarrollo social. Ha impulsado la producción de medicinas genéricas y el aumento de impuestos a las petroleras.