La lucha contra la corrupción es el gran tema que hoy pone sobre la mesa la cúpula empresarial salvadoreña, como parte de una agenda que la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) comenzó a construir hace más de una década.
El presidente de la ANEP, Jorge Daboub, afirmó que las propuestas que contiene el documento que hoy será entregado en Enade son parte del esfuerzo de la gremial para impulsar el país hacia el desarrollo.
La gremial considera este tema como estratégico y prioritario por varias razones. Una es que la corrupción desvía recursos públicos a bolsillos particulares, y al hacerlo evita que se construyan clínicas, escuelas, carreteras, parques y otras obras que tanto bien le harían a los ciudadanos y a las empresas.
La corrupción también otorga ventajas competitivas ilegítimas a empresarios que compran el favor de funcionarios públicos -a distintos niveles- para que les agilicen trámites, les aprueben autorizaciones aplicando la ley de forma laxa, o incluso dejando de aplicarla. De esta y de otras maneras, la corrupción mina el Estado de Derecho.
Entre todos estos impactos, Daboub destaca uno, de grandes implicaciones políticas y sociales, y que América Latina ha padecido ya por décadas. La corrupción conlleva al descrédito de los políticos y de los partidos, genera descontento social, y pavimenta así el camino para que surjan líderes mesiánicos que, arropados con la bandera de la democracia, ascienden al poder y, una vez lo consiguen, adoptan estilos personalistas, autoritarios, y contrarios al sistema de pesos y contrapesos de la democracia occidental.
La corrupción y su vínculo con este populismo habitualmente característico de líderes mesiánicos de izquierda y derecha es el eje principal que se espera del discurso de José María Aznar.
Diferentes caras y perjuicios
Malversación de fondos, sobornos, fraudes, clientelismo, nepotismo y uso inadecuado de información privilegiada, son algunas de las formas que adopta la corrupción.
Con base en datos recientes de Naciones Unidas, Daboub afirmó que un 5 % del Producto Interno Bruto (PIB)mundial se pierden debido a la corrupción.
El empresario añadió que según el Global Financial Integrity (GFI, por sus siglas en inglés), un organismo con sede en Washington, EE. UU. que trabaja para reducir los flujos financieros ilícitos, sólo en los países del Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, El Salvador y Honduras), las pérdidas por corrupción entre 2003 y 2012 alcanzaron $52,600 millones.
“Atender esta situación es apremiante, para lo cual es necesario tener un andamiaje legal fuerte, que permita no solo que las instituciones funcionen, sino que también los políticos den cuenta de lo que hacen”, enfatizó.
En su opinión, es indispensable que el sector empresarial, el Estado y la sociedad civil se unan para evitar que la corrupción obstaculice la correcta gestión gubernamental.
Precisamente para cumplir con está tarea, la ANEP presentará hoy varias propuestas para favorecer el uso transparente y eficiente de los recursos que ciudadanos y empresas tributamos al Estado.
Las propuestas van desde la creación de un código de ética destinado a más de 15 mil empresas, pasando por el fortalecimiento de la auditoría de los fondos públicos, hasta la creación de un consejo de responsabilidad fiscal, integrado por representantes de la sociedad civil.
Asimismo, la gremial promoverá la creación en El Salvador de una institución homóloga a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG).
Estos planteamientos se enmarcan en la estrategia de largo plazo El Salvador 2024, que la gremial presentó en 2004 y a cuya elaboración aportaron insumos organismos internacionales, varias oficinas públicas y líderes de opinión.
La iniciativa nació luego de que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) produjera en 1998 el documento “Proyecto Nacional de Cambio Climático. Escenarios socioeconómicos para la evaluación de los impactos del cambio climático en El Salvador”.
El estudio, que contó con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), pintaba una fotografía caótica de El Salvador para 2025, si el país mantenía el curso que se observaba en ese momento.
Entre las realidades que dibujaba el documento, y que alarmaron al sector empresarial, se encontraba el acelerado crecimiento de la población, ya que, según ese proyecto, nuestro país tendría una población de 9 millones de habitantes, de los cuales 6 millones estarían concentrados en el Área Metropolitana de San Salvador.
Los empresarios también prestaron atención al hecho de que, según el documento, la economía estaría dominada por el sector informal, y que además, las remesas representarían el 50 % del PIB.
“Entonces dijimos: tenemos que hacer algo para cambiar esa fotografía, por eso planteamos la visión El Salvador 2024, para no tener un escenario tan dramático, y por eso hicimos El Salvador 2024, que es la visión bajo la cual se enmarcan los encuentros empresariales desde 2005” , afirmó Daboub.
El director de Asuntos Económicos y Sociales de la ANEP, Waldo Jiménez, añadió que El Salvador 2024 trazó una línea de 12 años de acciones en el abordaje de temas como institucionalidad, competitividad, transparencia, y eficiencia, entre otros.
La iniciativa contiene, además, una síntesis de 26 documentos, como el Plan de Nación, la estrategia Nacional de Desarrollo Local, informes del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, INCAE Business School, la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades), y la Fundación Nacional para el Desarrollo (Funde), entre otros.
Sandra de Barraza, Salvador Samayoa, William Pleitez, Federico Colorado, Roberto Rubio y Patricia de Parras son algunos de los profesionales que aportaron sus conocimientos en la estrategia.
También participaron instancias de gobierno como los ministerios de Economía y Hacienda y el Banco Central de Reserva (BCR) y 236 sindicatos, a través de 16 confederaciones del sector laboral.