LA UNIÓN. Lo que la comuna pensó y autorizó como ventas de temporada, durante las vacaciones de Semana Santa, frente a la parroquia San Carlos Borromeo, en la cabecera, se ha transformado en un mercado y en un impasse entre feligresia, autoridades eclesiásticas y municipalidad.
Son un promedio de 30 puestos de venta que van desde canastos, pasando por puestos provisionales y hasta remolques de comida rápida los instalados en la entrada del principal templo de la cabecera, lo que aumenta el desorden que ya impera en el sector.
Los pobladores, quiénes en su mayoría no están de acuerdo con la decisión de la alcaldía, aseguran que es un irrespeto colocar ventas frente al templo católico.
Varios agregan que cada vez que ingresa un carro fúnebre al templo, lo hace con dificultades porque no tienen el espacio necesario.
Algunos consideran que la actual administración municipal, durante su primer período, habló tanto del reordenamiento del comercio, que incluso llevó a cabo en varias calles, pero por otro lado está generando el desorden.
Habitantes como Gloria Flores lamentan que la alcaldía haya permitido las ventas frente a la parroquia y dice que “es un mini mercado que ha permitido el alcalde que hasta permiso para una venta de pizza ha dado. Si no empiezan a quitarlas eso se llenará y después la gente se les rebelará y no querrán quitarse”.
Rechazo
Agustín Romero, párroco del templo San Carlos Borromeo, dijo que en ningún momento esta de acuerdo con la decisión que tomó la alcaldía de permitir las ventas frente a la iglesia.
Detalló que “siempre hay que tomar en cuenta el fin con que se hicieron las cosas, esa calle la construyeron para zona peatonal libre de ventas. Primero se le quita la parte estética al lugar, segundo el hecho mismo que los vehículos fúnebres tienen problemas por las ventas que están obstaculizando. Creo que deberían de tomar en cuenta la viabilidad y el fin con que fue construido”.
Recordó que en todas partes del país se está queriendo desalojar las ventas de los centros históricos.
El alcalde Ezequiel Milla dijo que fue la comisión de mercados la que tomó la decisión en autorizar esas ventas para la temporada de las vacaciones de la Semana Santa, pero que empezará a reubicarlos a partir del uno de junio,
“Todo el mes de mayo haremos un inventario de los puestos que están cerrados, que no hacen uso de ellos y serán reasignados, vamos a seguir con el reordenamiento que iniciamos hace varios años en otras calles”, dijo.
Reiteró que realizarán acciones de ordenamiento, pues quieren que haya una competencia leal, en donde todos tengan las mismas oportunidades de vender.
“A partir de junio será un reordenamiento real, hay una orden directa para la Unidad Tributaria, para que ellos digan a los comerciantes que tienen que hacer uso de los puestos y el que no lo quiera, le será asignado a otras personas”, agregó el alcalde.
En un sesenta por ciento se logró ordenar el comercio en el primer periodo de esta administración, pero han retrocedido, acepta el mismo edil.
Unido al problema del desorden por ventas, está el hecho que en la cabecera se carece de zonas de parqueo, situación que aumenta el desorden, pues los conductores se estacionan en donde se les ocurre, según comerciantes que visitan la cabecera.
Julio Sánchez, un comprador de mariscos, asegura que “uno llega a la ciudad y lo primero con lo que se topa es con el poco de ventas alrededor del parque central”.
Luego asegura que los taxistas se toman la calle como parqueo y que los comercios se adueñan de los espacios públicos, para finalmente señalar la falta de parqueos en la mayoría de calles.
“Solucionar el problema de desorden en La Unión será difícil, primero, porque no le veo voluntad a las autoridades de la alcaldía y de Tránsito para hacerlo”, sentenció.
Sobre las ventas frente a la parroquia dijo que “no le queda más al sacerdote que aguantarse”.