De entrada, Luis Cardenal ha definido su nuevo rol al frente de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) como constructiva, en busca de acuerdos, soluciones, y abierto al diálogo dentro de los ámbitos de la democracia y del respeto al sistema de libertades.
Durante la 50ª Asamblea general de la ANEP, en donde se eligió a Cardenal como el nuevo presidente, y al nuevo comité ejecutivo, el expresidente de la Cámara de Comercio e Industria, señaló: “Yo soy de los que prefiere construir puentes que dinamitarlos”, ha enfatizado y ha aclarado de inmediato que para ANEP, disentir con las autoridades “no es un deporte.” “Este servidor - ha dicho – quiere ponerse a la cabeza de un nuevo esfuerzo de búsqueda de entendimientos con el gobierno”.
Acto seguido, ha señalado que si bien el Presidente de la República decidió no asistir al encuentro empresarial anual más importante de la gremial (el ENADE), el deber que asume desde hoy al frente de ANEP es seguir invitando al mandatario y a sus funcionarios a “edificar juntos una sociedad más libre, equitativa y democrática.”
Y al respecto, Cardenal ha dado su primera muestra de constructor de diálogos y soluciones: “ les invito a que tengamos la grandeza de no convertir un desaire, un error quizá, en un motivo para empezar este período peleando”, dijo. Cardenal incluyó mensajes para quienes prefieren confrontar y para quienes quieren destruir la democracia. Ha recalcado que “ANEP no tiene y nunca ha tenido vocación para guerras destructivas”. La ANEP, dijo, alzará una voz firme y tomará las acciones necesarias para defender los valores democráticos “ante gobiernos que pretendan atropellar la libertad, irrespetar los contratos, pasar por encima de la ley o hacer de la corrupción una forma espuria de gobernar (…)”
Y en esta fracción de su alocución, Cardenal ha alzado su voz y ha espetado: “Si a esta parte de nuestra labor algunos gobiernos con vocación totalitaria le quieren llamar confrontación, pues con orgullo aceptamos el término confrontativo. Vergüenza nos daría no ser confrontativos ante gobiernos, partidos y políticos totalitarios.” La ovación fue obvia.
Confrontar no es exigir a los servidores públicos cuentas del dinero de los ciudadanos y la fibra de la que están hechos los empresarios salvadoreños no es la de tolerar la corrupción ha recalcado. Tampoco se trata, añadió, de soportar el estilo de Daniel Ortega de dejar hacer a los políticos lo que quieran, para que estos no se metan en sus negocios. “Nosotros aquí preferimos, antes que se instaure una dictadura paternalista similar, dar la batalla y denunciar, aunque por eso se nos califique convenientemente de confrontativos”, sentenció, tarea en la que él al frente de la cúpula plantea un comité ejecutivo que “actúe de manera más unida y colegiada”.
Cardenal también incluyó mensajes internos. Les dijo a sus agremiados que bajo su gestión se aspira a una mayor cercanía para que la relación entre gobierno y empresarios sea constructiva y beneficiosa.
Una vez aclarado el asunto con los asociados, ha retomado mensajes dirigidos al gobierno. Ha comparado que los países donde hay menos pobres son aquellos donde los gobiernos no vilipendian ni acosan a los empresarios. Mientras, donde los gobiernos se declaran enemigos de las empresas, mantienen discursos populistas y aplastan a la sociedad, es donde se genera más pobreza y violencia.
Para finalizar, Cardenal ha retomado las palabras de su predecesor, Juan José Daboub, para recordar que si a los empresarios les va bien dentro de un marco legal, se atrae inversión extranjera, oportunidades, empleos, equidad y mayor recaudación para el gobierno. Y si este gobierno es honrado, acotó, tendrá suficiente dinero para invertir en educación, salud e infraestructura, mientras por su lado a los ciudadanos no les tocará pagar seguridad ni salud, ni educación privada. Antes de concluir, Cardenal ha destacado su lema: construir y dialogar. Se ha comprometido con sus agremiados a a mantener en alto los principios de la ANEP y a mantener vigente la libertad y la democracia. “Nuestra apuesta es construir juntos y en armonía un país más democrático, con instituciones fuertes, con un tejido empresarial saludable y con respeto a las libertades y al Estado de Derecho”, dijo.
La ANEP siempre estará abierta al diálogo constructivo, al intercambio de ideas y argumentos, concluyó.