¿Quién falta el respeto con lo del bailoteo?

Y ahora resulta que hacer reclamos sobre ese bochornoso y absolutamente censurable incidente es "faltarle el respeto" a los funcionarios en cuyas manos está velar por la seguridad y el orden

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elsalvador.com

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2016-03-02 8:34:00

Durante los episodios de “la tregua”, si vamos a creerle al vocero del oficialismo, ni el actual señor presidente ni ninguno de sus ministros ni nadie en los altos mandos rojos se dio cuenta de los bailoteos en los penales, de los privilegios otorgados a los pandilleros, ni de los tratos y pactos realizados para lograr alianzas durante las consultas electorales…

Cuando la pasada presidencia, la de Funes, hubo, de acuerdo con la vox populi, un gran fiestón, pero no para la gente que fue saqueada, ignorada y obviamente insultada por los excesos e historias de niñas, autos de carrera, soberbia sin límites y derroches a lo grande, sino para los de la nueva clase y su aristocracia.

Pero nadie del actual gobierno se dio cuenta de nada, pese a que el llamado gabinete de seguridad sigue, con sus cambios cosméticos, mal enfrentando el espantoso problema de la violencia, las extorsiones, la toma de territorios y los nexos con el narcotráfico.

No paran de dar palos de ciego, pero allí se mantienen no por tener ni capacidades ni experiencia ni buenas iniciativas ni arrojo, sino porque les tocan esos nombramientos.

El jefe de fracción de ARENA, Alberto Romero, plantea lo que una mayoría de salvadoreños piensan: que se debe destituir a todos los involucrados en proponer, hacer arreglos, llevar a cabo, monitorear y dar seguimientos a la tregua, por los graves perjuicios que ello ha causado al país.

La “tregua” dio tiempo a los pandilleros para “recuperar el aliento”, reorganizarse, reforzarse, hacer alianzas con delincuentes en la región y tomar más territorio.

La “tregua” dio un cierto sustento a la idea de que era posible “reinsertar” criminales en una sociedad pacífica, tesis que mantuvo el régimen hasta que la Corte Suprema vetó la pretensión haciendo ver que tratos con delincuentes es contrario al orden legal del país, de cualquier país civilizado.

La “tregua” se usó para justificar bailoteos en los penales, uno de los cuales fue filmado, recibiendo el repudio general.
La “tregua” puso de manifiesto la poca claridad de ideas del gobierno y, en cierta manera, la falta de respeto que le merece la seguridad de la población.

Pasan cosas inaceptables y ni siquiera se dan cuenta

Y ahora resulta que hacer reclamos sobre ese bochornoso y absolutamente censurable incidente es “faltarle el respeto” a los funcionarios en cuyas manos está velar por la seguridad y el orden nacional y que en su mayoría fungieron en sus cargos en ese entonces.

A quienes se les faltó el respeto es a toda la gente de trabajo, a los pobladores de zonas y municipios asediados por hampones.

Asimismo, la “tregua” es aceptar la existencia y práctica de un esquema esclavizante que convierte en siervos a incontables jóvenes cuyas vidas están a merced de lo que dispongan los cabecillas.

El regaño a la periodista que hizo la pregunta sobre el bailoteo –el bailoteo del cual se supo– no tiene razón de ser, pues es una pregunta que se hizo no por una curiosidad u objetivo personal, sino por ser lo que la población entera cuestiona.

Y se cuestiona por lo de “¿cómo puede un funcionario, el de penales, tomarse semejantes atribuciones sin que lo sancionen? o ¿cuál es el papel de sus superiores que ni cuenta se dan de lo que sucede bajo ellos?