Muchas personas tienen la costumbre de hacer una pausa en sus quehaceres del día para reponer energías pérdidas durante el día y sentirse con ánimos y concentración para continuar con sus tareas en lo que falta de la jornada.
La siesta es beneficiosa porque aumenta la productividad laboral y permite equilibrar noches más cortas de descanso. El término siesta fue creado por la lengua italiana y proviene de la expresión latina “hora sexta”, y se trata de un lapso comprendido entre las 12:00 m. y las 3:00 p.m., que comúnmente es la hora después del almuerzo, lo cual se debe a que nuestro cuerpo segrega una sustancia adormecedora después de comer.
Hay contextos socioculturales, como en los países mediterráneos o desérticos, donde la siesta se institucionalizó como una necesidad por el extremo calor del verano. Es bastante común en España, Italia, Portugal y Grecia. En otros países no es necesaria por el clima ni corresponde a un contexto sociocultural. Sin embargo, un reciente reportaje de la revista científica “Neurology” revelaba que los europeos que más dormían siesta eran los alemanes.
Según el tiempo que descansemos, así serán los resultados. La siesta necesita un mínimo de 15 y 20 minutos para que el cuerpo potencie la concentración y la agudeza mental. Si se duerme 30 minutos se favorece la circulación sanguínea, pero si se extiende a más de 60 minutos se pueden dar trastornos de conducta y alteraciones gastrointestinales.
Según un estudio reciente de la Universidad de Harvard, una siesta mejora la memoria, el aprendizaje, reduce el riesgo de infarto, el estrés, la apoplejía y el aumento excesivo de peso. A la vez, otros estudios han demostrado que la siesta ayuda a reducir la tensión arterial.
Otras investigaciones llevadas a cabo con astronautas dieron como resultado que mantenían la lucidez y la buena disposición después de dormir una siesta tras una mañana de intenso trabajo. El estudio estableció que la siesta debe durar 26 minutos. Ese el minuto ideal para despertarse. A su vez, una investigación realizada en 2007 por Nasaka A. y Oikonomou E. demostró que las personas que dormían siesta ocasionalmente habían reducido en un 12 % las causas de mortalidad coronaria, pero el descenso era de un 37 % en las que la dormían habitualmente.
Sin embargo, no se aconseja que las personas que sufren de insomnio duerman la siesta. Según la doctora Julia Santín, profesora asociada de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica (Chile), “la somnolencia en el horario de la siesta obedece a una razón fisiológica, asociada a una disminución del estado de alerta en ese momento, independiente de si se haya almorzado o no”.
Por más ventajas que ofrezca la siesta, es un lujo que algunos no pueden darse: simplemente no tienen el tiempo. Quienes, por ejemplo, trabajan en horario corrido y solo disponen una hora para almorzar, difícilmente tengan tiempo. Lo mismo aquellos que viven lejos de su trabajo o su lugar de estudio.
Como dato curioso hay lugares que consideran a la siesta como un momento sagrado. En un municipio de Valencia, España, se aplican multas de hasta 750 euros a quienes perturben la tranquilidad en horas de la siesta, y en Controne, Italia, se acaba de aprobar una ley que multa a los dueños de perros que perturben con sus ladridos el silencio en el horario de siesta.
Consejos para la siesta
El sitio web de la BBC da cinco claves para la siesta perfecta.
1. La siesta no necesariamente es buena para todos y en todas partes. Para algunos es solo algo ocasional cuando por alguna razón no durmieron lo suficiente de noche y están cansados.
2. En un lugar cómodo y un contexto adecuado. No es bueno ni sano cerrar un rato los ojos en cualquier parte. Quedarse dormido en la oficina, echado sobre el teclado de la computadora por ejemplo, o sentado completamente doblado “lo único que te va a dejar es un dolor muscular, lo que resulta peor que el cansancio”, comenta Julia Santín, del Centro del Sueño de la Red de Salud de la Universidad Católica de Chile.
3. No más de media hora. La Fundación Nacional del Sueño de EE. UU. recomienda una siesta de 20 a 30 minutos “para mejorar el estado de alerta y el rendimiento sin quedar aturdido o que interfiera con el sueño nocturno”.
4. Entender que ayuda, pero no hace milagros. Muchas veces una siesta bien dormida ayuda a aumentar la productividad del resto del día y a mejorar el humor de la gente, pero cada uno tiene una personalidad diferente y no se puede pretender que una siesta los cambie por completo.
5. Que complemente, pero no reemplace el sueño nocturno. La gente cada vez duerme menos por la noche. No dormir lo suficiente de noche es perjudicial para la salud. Y no hay siesta que recupere el tiempo perdido.
Tomado de revista Fit & Healthy, febrero 2016