Un mal presentimiento de su madre salvó a Fidel M., de haber sido una de las 11 víctimas de la masacre registrada la mañana del jueves en el cantón Agua Escondida de San Juan Opico, La Libertad.
Resulta que Fidel, quien tiene 22 años, había trabajado dos años con la empresa que ejecutaba el proyecto del tendido eléctrico en la referida zona. Explicó que el empleo no era fijo sino que solo cuando la compañía ganaba algún proyecto de mejoramiento del tendido eléctrico. El último en el que estuvo trabajando, fue en la zona de la playa El Majahual, La Libertad; en noviembre pasado, pero luego quedó cesante.
Sin embargo, a mediados de febrero recibió llamadas telefónicas del representante de la compañía para ofrecerle trabajo en el proyecto en el cantón Agua Escondida. Su madre fue clave para hacerlo desistir de aceptar el empleo, porque lo convenció de que ya no siguiera laborando en ese tipo de proyectos porque iban a sitios peligrosos.
“Uno trabajando en lugares montañosos cuando más temor siente…..Uno ganándose la vida no sabe qué le pueda pasar”, dijo Fidel, quien tiene un hermano que ha desaparecido desde el 10 de enero pasado. Dijo que ha tenido sueños en los que hombres uniformados y bien armados atacaban a la cuadrilla de trabajadores. Aseguró que en otros lugares adonde llegaron a instalar el tendido eléctrico, nunca tuvieron problemas con pandillas.