MADRID. Los socialistas y los liberales españoles, derrotados el viernes en su pacto para llevar al Gobierno a Pedro Sánchez (PSOE), abrieron ayer su acuerdo a otras fuerzas, mientras el jefe del Ejecutivo en funciones y líder del PP (centroderecha), Mariano Rajoy, pidió hoy a los socialistas que le permitan gobernar.
Sánchez sumó en la noche del viernes su segunda derrota parlamentaria en el intento de ser presidente del Gobierno, ya que sólo consiguió 131 escaños de 350 de la Cámara, procedentes de su grupo (noventa), los liberales de Ciudadanos (cuarenta) y una diputada regionalista canaria.
La negativa al aspirante socialista abre la puerta a que el rey pueda volver a proponer otros candidatos —incluido el propio Sánchez— previa ronda de consultas políticas.
Para ello dispone de casi dos meses ya que, según lo que establece la Constitución española, si para el 3 de mayo no hay un presidente elegido, el Parlamento se disolverá y se convocarán nuevos comicios, que en este caso deberían celebrarse el 26 de junio.
Esta perspectiva genera preocupación en la clase política, pero también en el ámbito económico, y supondría la constatación de la dificultad de los políticos españoles para gestionar un Parlamento fragmentado y de alcanzar consenso.
Socialistas y liberales habían suscrito un pacto con cerca de doscientas medidas que suponen echar atrás la mayor parte de las reformas aprobadas desde diciembre de 2011 por el Gabinete de Rajoy.
Ese fue uno de los argumentos con los que el líder del PP justificó ayer en un acto de su partido el rechazo a la investidura de Sánchez.
“¿Cómo explico yo a nuestros 7,3 millones de votantes que voy a apoyar como presidente a quien perdió las elecciones y, además, quiere liquidar el trabajo que hemos hecho en estos cuatro años?”, argumentó el líder conservador.