Lucha de clases y las grandes utopías del país

Empoderemos a las personas con educación, visión de futuro, sueños y metas reales. No les demos el pescado, enseñémosles a pescar

descripción de la imagen
Varios dejaron a sus hijos menores de edad en la orfandad. Foto EDH/ Archivo

Por Julio Ernesto Agreda*

2016-03-05 9:26:00

Desde la aparición de las teorías de Karl Heinrich Marx sobre la sociedad, la economía y la política, con las cuales sostuvo que todas las sociedades deben avanzar por medio de la dialéctica de la lucha de clases, a los seres humanos se nos dividió desfavorablemente. Ahora se habla de burguesía y proletariado, capitalismo y socialismo, dueños de los medios de producción y la clase obrera. Utópicamente se ha pretendido la equidad en la distribución de la riqueza, pero en lugar de esto hemos tenido guerras, dictaduras, mentes enfermas, muerte y destrucción.

 La riqueza estuvo y sigue en pocas manos desde Marx hasta hoy. Nadie ignora las grandes desigualdades que existen en el mundo, pues las teorías de Karl Marx, Émile Durkheim y Max Weber no han funcionado.

Disiento total y absolutamente con quienes piensan que la madre de todos los males es la pobreza. Como muchos, crecí en la extrema pobreza, fui a trabajar desde los ocho años, terminé mis estudios hasta después que me casé. No olvido la vez que trabajé una semana para que me pagaran cincuenta centavos de colón. Siempre me esforcé para ganarme el dinero honradamente, cuidar lo que llegaba a mis manos y soñar con un futuro mejor. No soy rico en dinero, pero si lo soy en sueños, visiones y metas; trabajo todos los días para alcanzarlos y en consecuencia puedo vivir mejor.

Fueron los principios y valores cristianos los que funcionaron, una disciplina rigurosa en el hogar y alimentar una perspectiva de progreso a partir de mi compromiso con la vida. La lucha de clases hace todo lo contrario, busca que se le dé a la gente a cambio de nada, siembra el odio hacia quienes tienen más, trata de quitarle a unos para darle a otros y empobrece las mentes y los bolsillos. 

La pobreza en muchos casos está en la cabeza, por eso cada vez que se habla de la pobreza en términos fatalistas, se está dañando el progreso de la gente. Por esta razón Jesús dijo: “A los pobres siempre los tendréis con vosotros” (Juan 12:8). Podemos darles casa, dinero y comida, pero si no se les enseña cómo administrar, terminarán tirándolo por la borda. Cambiémosle el chip y ellos progresarán. Eso ha sucedido con naciones que se han levantado recientemente alrededor del mundo. Educaron, animaron y enseñaron el trabajo honrado a su gente y los resultados no se hicieron esperar.

¿Hasta cuándo seguiremos pensando que nuestro país resolverá todos sus problemas a partir del dinero? Con astucia perversa, muchos ideologizan a las masas y las dividen cada día con acciones y discursos baratos. Aducen que si le quitan a los ricos para darle a los pobres, éstos van a ser mejores. ¡Nada más falso que esto! ¿Por qué no ayudar a la gente a cambiar su mentalidad de pobre y favorecerla con acciones concretas de largo alcance? Empoderemos a las personas con educación, visión de futuro, sueños y metas reales. No les demos el pescado, enseñémosles a pescar. Políticos, dejen de usar a la gente para su propio provecho; sean más proactivos y no reactivos. Dejen las diferencias a un lado y pónganse a trabajar comprometidamente por esta nación.

Sin una genuina reconciliación y con esa retórica divisionista, El Salvador seguirá estancado, y lo que es peor, sin esperanzas de un mejor futuro. La lucha de clases que alimentan quienes privilegiadamente hacen su pasantía por la política, nos debilita e imposibilita para mirar más allá. Nunca olvidemos que cuando el enemigo es foráneo, más fácil es vencerlo, pero cuando el enemigo es interno, se vuelve más difícil. La ideologización y lucha de clases es un enemigo interno de proporciones destructivas. La intolerancia, irrespeto y atropello a las personas es lo que crece día a día en nuestro país. Es hora de ponerle fin a esto, la responsabilidad es de todos, pero muy especialmente de quienes gobiernan. 

*Pastor General de Iglesia Shekiná