Así nació lo que después se convirtió en Grupo Q

La empresa comenzó en San Miguel y pronto se expandió a Honduras. Durante los 80 estuvo a punto de quebrar.

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Grupo Q opera actualmente en El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica.

/ Foto Por elsalv

Por Omar Cabrera

2016-03-07 9:30:00

A principios de la década de los 50, un amigo de Samuel Quirós le propuso que distribuyera tractores agrícolas en San Miguel. Este socio vendía en San Salvador la marca norteamericana Massey-Harris, que años más tarde se convertiría en Massey Ferguson.

“Yo era como subdistribuidor, pero llegó un momento en que el 70 por ciento de los tractores que se importaban (al país) los vendía yo en San Miguel”, destaca el empresario.

Posteriormente, el negocio empezó a vender también llantas y repuestos no originales de vehículos.

La joya de la corona

En 1962, Quirós obtuvo lo que después se convertiría en un tesoro: la distribución de la marca Nissan para ElSalvador.

El empresario recuerda que en esa época, los productos japoneses tenían pobre reputación y mala calidad. Por ese motivo, no había muchos interesados en distribuirlos. Esta situación le facilitó el obtener la representación de Nissan para el país, a pesar de que su negocio aún no era de gran tamaño.

En esa época, la empresa se llamaba Samuel Quirós y Compañía. Más tarde se convirtió en Saquiro.

“Gracias a Dios, nosotros ya teníamos una reputación de buen servicio, y los primeros 13 vehículos que vinieron se vendieron en una semana”, destaca Quirós.

Los precios de los autos japoneses eran menos de la mitad que los de sus competidores estadounidenses, y no subieron durante 10 años, recuerda don Samuel.

“Los pick-ups chiquitos que me acuerdo yo se vendían al público en 5,000 colones”, detalla, “y con una utilidad tremenda, y me los daban al crédito, a un año de plazo incluyendo el flete, sin pagar un centavo”.

Apenas dos años después de haber obtenido la distribución de Nissan para El Salvador, Quirós viajó a Japón como parte de una delegación de empresarios que el gobierno local organizó.

En la agenda de la gira se incluía una visita a la planta de producción de Nissan. Ahí, aprovechó para pedirles la distribución de la marca también para Honduras. Los japoneses aceptaron.

Don Samuel sostiene que en los siguientes años, la empresa creció a buen ritmo en El Salvador, al punto que abrió también en la capital.

En Honduras, también comenzó a operar en Tegucigalpa, después nombró subdistribuidores en San Pedro Sula, y en La Ceiba.

Desde 1969, cuando se produjo la guerra entre El Salvador, y Honduras, Quirós ya no pudo visitar el vecino país. Asegura que su socio que conducía la empresa no hizo las cosas bien y esta decayó, al punto que puso en riesgo la representación de Nissan.

“Tuve que irme para allá, echarlo de la empresa, comprarle su parte, y terminó todo desagradable”, confiesa don Samuel.

Eso fue a principios de los 80. La empresa comenzó a crecer de nuevo en Honduras.

Al borde de la quiebra

Quirós narra que mientras en Honduras la empresa se reincorporaba, en El Salvador el Gobierno de la Democracia Cristiana prohibió la importación de vehículos.

El empresario recuerda que viajó a Japón, para informar a sus socios de Nissan y negociar nuevas condiciones de trabajo. También en El Salvador tenía créditos que pagar, sobre todo porque recién habían construido las instalaciones ubicadas en el bulevar Los Próceres.

Saquiro se limitó a vender autos usados y a prestar servicios de mantenimiento y reparación. “Perdimos dinero esos cuatro años”, recuerda Quirós. Pero luego, cuando la prohibición fue derogada, la empresa volvió a crecer con fuerza.