El Consorcio por la Transparencia y Lucha contra la Corrupción aseveró que si bien a casi cinco años de la vigencia de la Ley de Acceso a la Información Pública (LAIP) se reconocen avances en entrega de la información, persiste la cultura del secretismo en las instituciones del Estado.
“Tenemos que reconocer que existe una cultura del secretismo, para muestras de ello basta con ver qué ha sucedido con la información de los viajes del expresidente y de la exprimera dama en el período de 2009 a 2014, entre otras, que tras haberse reservado ilegítimamente, ahora se ha reportado su extravío, por lo cual deberán responder sus custodios”, señaló Claudia Umaña, presidenta de la Fundación Democracia, Transparencia, Justicia (DTJ).
El Consorcio, que lo integran además de DTJ, la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades), la Fundación Nacional para el Desarrollo (Funde) y la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES); recalcó que tanto el Instituto de Acceso a la Información Pública como el Fiscal General deben investigar las infracciones penales y administrativas cometidas.
Javier Castro, de Fusades, dijo que este caso pone de manifiesto los grande retos y limitaciones que todavía tiene el acceso a la información.
“Este caso se torna más delicado porque hay prueba documental de que la información existía en primer lugar al clasificarla (como reservada) es porque existía”, añadió.
Recordó que en la audiencia ante el IAIP, el apoderado de Casa Presidencial hizo llegar un escrito donde señalaba que los documentos estaban en custodia.
También afirmó que es importante que el juez designado por la Sala de lo Constitucional logre “reconstruir” la información porque tiene que existir registro de dónde están tales documentos.
Roberto Rubio, director de Funde, aseveró que hay indicios de que se ha cometido un delito con el extravío de la información y que tiene que ser investigado por la Fiscalía porque es un hecho grave.
Agregó que cuando el Gobierno niega el acceso a esos datos lleva a cuestionar de dónde provenían los fondos para costear los viajes, si fue tomado de alguna partida que tenía otros fines de destino. “Quiénes viajaban, quiénes lo acompañaban puede decir mucho sobre algunos hechos (…) y lo pone a pensar, esta resistencia a dar la información de que posiblemente alguno de estos viajes nos puedan revelar algunos hechos políticamente difícil de manejar”.