Dos horas antes de que se realizara la reunión del Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana y Convivencia, en Casa Presidencial, en la que se discutiría si los niveles de criminalidad en el país, urgen de medidas excepcionales, ya se habían registrado dos enfrentamientos armados entre policías y soldados contra pandilleros, que dejaron cinco supuestos mareros muertos, en Sonsonate.
El tiroteo de mayor envergadura se produjo en el cerro La Paja, cantón Petaca de San Julián. En este sitio murieron cuatro presuntos pandilleros que tenían una campamento improvisado en la parte alta del referido cerro.
Las víctimas fueron identificadas por la Fiscalía como, David Antonio Sensente Ortega, de 20 años y quien era reclamado por las autoridades judiciales por dos homicidios; Bryan Alexander Arias Martínez, de 19 y quien también tenía cuentas pendientes con la justicia por un homicidio. También identificaron a José Daniel M.C, de 17; y René Mauricio Bautista Soto, de 18.
Los cuerpos de las víctimas quedaron dispersos en un radio de 150 metros, aparentemente cuando trataron de escapar junto al resto de pandilleros, según la Policía.
A tres de las víctimas les encontraron una carabina y dos revólveres, con los que se supone, se enfrentaron a balazos con los soldados.
Un oficial de la corporación dijo que las víctimas formaban parte de un grupo de unos 20 pandilleros que tenían atemorizados a los residentes del cantón Petaca, donde cometían una serie de hechos delictivos.
En el sector del cantón Petaca hay presencia de la pandilla 18, de acuerdo a la Policía, aunque algunos residentes del sector aseguraron con hermetismo de que la zona es bien tranquila y no hay presencia de pandillas.
El subdirector de Áreas Especializadas de la Policía, Mauricio Arriaza Chicas, quien llegó al sitio del enfrentamiento, explicó que los pandilleros prófugos buscan refugiarse en zonas rurales, con la complicidad de otros mareros, para que no sean arrestados por las autoridades policiales y llevados a los tribunales de justicia, para que sean enjuiciados por los delitos que han cometido.
“Hay personas acá que tienen algunas cuentas con la justicia y ya no tienen marcha atrás, lo que hacen es ubicarse en lugares montañosos, cerca de comunidades donde ellos pueden abastecerse y hacer presencia en dichos sitios durante la noche, y en el día, salir a cometer cualquier hecho delictivo”, dijo Arriaza Chicas.
En Armenia hubo otro enfrentamiento con policías que dejó un supuesto pandillero muerto. Una patrulla de policías fue atacada a balazos por un grupo de mareros, por lo que los agentes tuvieron que repeler el ataque. La víctima no pudo ser identificada por no portar documentos personales, según la Policía.
Madre llega a buscar hijo
Rosa, nombre ficticio, acudió a la zona donde se produjo el tiroteo en San Julián, en busca de su hijo Nelson T.
La noticia que se corrió en el sector de que habían varios muertos, la movió a llegar al lugar. Ella presentía de que su hijo podría estar entre las víctimas. Sin embargo, el nombre de su hijo no estaba en el listado de los cuatro muertos identificados por la Fiscalía.
Ella aceptó con resignación de que el joven es pandillero, pero porque fue obligado por esos grupos.
“Sí, pero no tenía armas, yo le había dicho que no anduviera en eso, pero como los bichos lo obligaban “, dijo Rosa, quien aseguró que en noviembre pasado, su hijo fue detenido por la Policía que lo acusaba de un homicidio, pero salió libre en febrero, porque no encontraron ninguna prueba en su contra.
Recientemente, la Policía allanó su casa por una denuncia de que él guardaba armas ahí. Sin embargo, no encontraron nada, según su madre.
Aseguró que su hijo tenía 15 días de andar con los pandilleros porque según él, los policías lo habían amenazado.