Satanizar para manipular

Lo llamativo es que el gobierno y sus adláteres utilicen siempre, peyorativamente, el verbo “polarizar”, para calificar las reacciones suscitadas por sus acciones, omisiones o parálisis crónica que les caracteriza 

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El expresidente de la Fesfut es reclamado por la justicia estadounidense por caso Fifa.

/ Foto Por Cortesía

Por María Alicia de López Andreu*

2016-03-11 9:06:00

Comparto el dolor de tantísimas familias que guardan luto a causa de la imparable violencia, problema que, reitero, es el gobierno quien debe resolverlo.

A los ciudadanos nos corresponde cumplir con nuestras propias responsabilidades, entre ellas una importantísima, aunque aparentemente la ignoramos: el deber de resistir la manipulación de que somos víctimas. Y, en el arte de sembrar odio y manipular mentes y corazones, específicamente mediante el uso del lenguaje, el FMLN es magistral. Los ejemplos, abundan.

Por ejemplo: la Sala de lo Constitucional, FUSADES, sector empresarial, ANEP, El Diario de Hoy, Unidos por la Democracia, La Prensa Gráfica, areneros, así como las personas que constituyen o participan en dichas entidades, son presentados (gracias a multimillonarias campañas pagadas con nuestros impuestos) como desestabilizadores, enemigos del pueblo, causa y origen de los males nacionales, seres que deben odiarse y destruirse. A todos ellos, principalmente a ANEP, ahora se les atribuye un nuevo y mortal pecado: contribuyen a la “polarización”.

Polarizar, según la RAE (tercera acepción) significa “orientar en dos direcciones contrapuestas”. Polarizar no es intrínsecamente malo, sino que depende de la intención con que se realiza.

Pero lo llamativo es que el gobierno y sus adláteres utilicen siempre, peyorativamente, el verbo “polarizar”, para calificar las reacciones suscitadas por sus acciones, omisiones o parálisis crónica que les caracteriza. ¿Por qué no utilizar otros verbos más adecuados? Porque las entidades mencionadas, especialmente ANEP, lo que hacen es analizar, estudiar, comentar, criticar, sugerir, proponer, advertir y ejercer su legítimo derecho para todo eso. Sin embargo, nunca ningún funcionario ha dicho, por ejemplo, que ANEP “al haber analizado y estudiado tal medida gubernamental, advirtió los peligros que conlleva e hizo propuestas para una mejor solución”. ¿Usted ha oído algo así? ¡NO, claro que no! Al contrario, todos los voceros partidarios, de todas las áreas gubernamentales, de todos los grupos orquestados y pagados por el FMLN, inmediatamente señalan y condenan a ANEP por estar “desestabilizando al país, profundizando la polarización”.

Y lo más grave es que, satanizando esa palabrita, muchas voces (la Iglesia, inclusive), se sienten obligadas a condenar la “polarización” implicando con ello que se debe apoyar al gobierno por el bien de nuestra nación.

Cierto: debemos hacer nuestro mayor esfuerzo para que este gobierno sea exitoso, por el bien de nuestro país. Pero no puede apoyársele en aquello que contribuya a hundirnos, causando más debacle, más inseguridad, más pobreza, más desempleo, menos salud, menos educación, aplaudiéndole su ineptitud y callando ante sus garrafales errores.

Necesitamos urgentemente instituciones fuertes que garanticen el estado de derecho que tanto ansiamos. Y, como elemento indispensable para ello, se requiere un sector privado unido, que vele por la libertad de empresa, la propiedad privada y la economía de libre mercado. Es decir: una ANEP que, ante los problemas nacionales, siga analizando, estudiando, criticando, proponiendo y advirtiendo con valentía, sin componendas, con la fortaleza que dan la razón y la verdad, aunque la llamen “polarizadora”.

Una ANEP aguada, plegada al FMLN, sería el tiro de gracia para nuestro sacrificado país. El FMLN lo sabe, por eso se esfuerza tanto en debilitar al sector empresarial.

Que el Divino Salvador del Mundo ilumine a quienes deban elegir al nuevo presidente de ANEP, escogiendo a un digno sucesor del ingeniero Jorge Daboub quien, valientemente y sin tregua, ha defendido al sector privado salvadoreño.

*Columnista de El Diario de Hoy