El ???sagrado principio???: lo robado, robado queda

La Rousseff está prendida del poder con alfileres, pues a medida que salen a la superficie las inmundicias en los gobiernos de ambos, la opinión pública se indigna más y más.

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elsalvador.com

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2016-03-16 9:24:00

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, descaradamente libró a Lula de ir a la cárcel nombrándolo ministro, blindaje que caducaría si la Legislatura la destituye y que para muchos sólo cumple fielmente con el principio revolucionario de “lo robado, robado queda”.

La Rousseff está prendida del poder con alfileres, pues a medida que salen a la superficie las inmundicias en los gobiernos de ambos, la opinión pública se indigna más y más.

Hace pocos días más de un millón de personas se congregaron en Sao Paulo, Brasilia y otras importantes ciudades para exigir la destitución de la Rousseff. Sólo en la capital, Brasilia, cien mil personas rodearon la sede del Congreso Nacional para protestar.

La indignación de los brasileños –como en su momento movió a los argentinos y ahora bolivianos, venezolanos y ecuatorianos– contra los corruptos es natural: se dan cuenta de que cuando el quehacer estatal tiene como objetivo principal el enriquecimiento de la clase política y no el desarrollo humano de sus países, los que sufren las consecuencias son todos, pobres y ricos, viejos y jóvenes.
 

De regímenes populistas
es que se generan las favelas
  

 Los más golpeados son los jóvenes, a quienes la corrupción les roba su futuro. Y se los roba en diversas maneras, a saber:

–una economía que da prioridad a los negocios y saqueos de la clase política es una economía que no crece o que se deteriora año con año.

El deterioro se traduce en poca inversión, poca creación de empleo, más salarios bajos que salarios por encima de niveles mínimos, escasas oportunidades de ir escalando posiciones en una empresa o un campo de actividad;

–como los cargos públicos se otorgan no por capacidad o mérito sino para colocar miembros del grupo en el poder, las instituciones sufren grandemente, como sucede en El Salvador en todos los órdenes.

Hay muy deficiente educación a causa de los pobres niveles de cultura de los encargados, a lo que se suma el permanente lavado de cerebro que se hace a los educandos vía pésimas lecturas;

  –Al reducirse la inversión a causa del saqueo y las persecuciones fiscales (la clase política quiere más y más recursos pues los que recibe “nunca alcanzan”) las empresas tienen mucho menor capacidad para comprar tecnología, lo que rezaga al sector productivo frente a sus competidores regionales e internacionales.

Si los productores quedan atrás en renovación tecnológica, sus técnicos y personal no tienen oportunidad de capacitarse al nivel de otros;

–la corrupción de unos –pues siempre son unos pocos ladrones como dijo el Cardenal Rodríguez Maradiaga– rápidamente envilece el resto del cuerpo social.

El cinismo, la indiferencia y las movidas se convierten en “hábitos de supervivencia”, lo que deforma el carácter y mata las ambiciones de innumerables jóvenes.

–Un país controlado o muy afectado por actos y decisiones de corruptos es un país con muchas de sus instituciones a la deriva. Y así como en Brasil y a causa de la incapacidad de sucesivos regímenes populistas, las favelas son antros de vicio incontrolables, en nuestra tierra sufrimos de las pandillas, que son un agujero negro que traga jóvenes y hasta niños, comunidades, pueblos y ciudades.

No queremos ni una Rousseff ni un Maduro…