¿Felices vacaciones?

¿Cómo va a ser feliz si don Chente está abandonado en La Tiendona? ¿Si don Chamba no puede buscar alivio del dolor de rabadilla?¿Si las maras están por  desplazar a la niña Lina?

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elsalvador.com

Por Carlos Alfaro Rivas *

2016-03-25 6:26:00

A don Chente la vida no le sonríe. La noche de la lluvia inesperada, mantuvo los ojos bien pelados culpa de las goteras en un huevito que está lejos de calificar como vivienda digna. 

Cuando de madrugada el gallo canta por primera vez, don Chente ya está con las botas puestas para otra jornada de echar riata en La Tiendona. Aplasta un par de cucas, y le toca salir chipusteado a esperar los “picop” llenos de mariscos, y halar todo ese animal muerto a los puestos de los clientes del odioso de su patrón. 

Don Chente se pone las botas todos los días, de lo contrario, no lleva chirilucas a la casa y, sin chirilucas, no puede continuar pagando tanto chillo. Para medicina no alcanza, por lo que todo acalambrado por el zika, le toca echar la zoca, y el doble, porque estamos en Cuaresma.
Bien sabe quién es el marero que está extorsionando al viejo c…, le dicen “Killer”, un bicho de 16 con ojos desorbitados. También conoce al que le mientan  Binladen, jefe de la clica que paralizó los camiones de Cristal, pero shhhhhhhh…

Como advierte la pared de la esquina caliente, el que abre el pico, muere. Suficiente sangre ha corrido por su reparto.

¿Felices vacaciones, don Chente?

 La vida tampoco le sonríe a don Chamba.

Esto a pesar de que se siente con leche por haber pasado el examen para portar guama. También por conseguir trabajo en una de las tantas empresas de seguridad, formando parte de un ejército privado, de 25 mil efectivos, más grande que la PNC.

No importa que la chamba de Chamba sea en la capital y de 6 a 6,  ni que tenga que agarrar el bus de las 4 desde Ahuachapán.

Sí importa que don Chamba tenga que estar parado doce horas bajo el macho. Sí importa que su jefe cobre 5 veces más de lo que Chamba recibe. Sí importa que no tiene visa para el ISSS ni AFP. Sí importan sus gritos de angustia, producto de su recurrente pesadilla del día que tuvo que matar.

¿Felices vacaciones, don Chamba?

La niña Lina es de Sensunte pero en los 80, culpa de la guerra, se trasladó con su mamá, cinco hijos y un par de gallinas a San Pedro Perulapán.  Ahora  buscan, otra vez, para dónde agarrar, pues la 18 les ha dado ultimátum.

Desde su cuartito atrás de la cocina de sus patrones, Lina le pide a “Papachuz” que le ilumine el camino, que la deje juntarse con su pacotilla completa, cada quince que le dan “permiso” de salir.

¿Felices vacaciones, ña Lina?

Sí que valió la pena andar en las marchas gritando el pueblo unido jamás será vencido. Ahora don Farabundo tiene un despacho en la casona, adonde medio hace la paja que está ocupado, mientras pita la campana de las 4.

Como ya es Semana Santa, le pide a su chofer que pase por el súper para abastecer su ojo de agua de espíritus, y a su mujer que marine unos cuantos lomos de Nicaragua y chorizos de Cojute.

¿Felices vacaciones, don Fara?

A pesar de los bacanales, omnipresentes en la vida de Farabundo desde el 2009, ¿cómo va a ser feliz si don Chente está abandonado en La Tiendona? ¿Si don Chamba no puede buscar alivio del dolor perro de rabadilla?  ¿Si las maras están a punto de desplazar a la niña Lina?

Los salvadoreños, aquí representados por un jornalero, un vigilante y una muchacha, le pedimos a don Fara, y a su partido, que aprovechen las vacaciones para que les caiga la peseta de que nuestro país no puede seguir así. No podemos seguir viviendo adonde la vida no vale nada. Basta ya de perder valioso tiempo en pleitos, discusiones estériles y tanto cuchi cuchi con Venezuela. ¡Pónganse a trabajar!

Sí podemos vivir en una sociedad más justa. Comencemos todos por respetar los derechos de don Chente, don Chamba y la niña Lina, y por tratar al prójimo con dignidad y respeto, para que la vida le sonría –aunque sea un poquito.
 

*Colaborador de El Diario de Hoy.
calinalfaro@gmail.com