Las vacaciones constituyen un paréntesis que todos disfrutamos, porque nos hace olvidarnos del horror en que vivimos, aunque no traigan consigo cambio alguno en violencia, narcotráfico, injusticias, accidentes y basura por todos lados.
Pero al volver mañana a la normalidad del trabajo y responsabilidades familiares, revive la pregunta: ¿Qué podemos hacer para que este país encuentre el rumbo correcto, para poner las bases para construir un mejor futuro para que las futuras generaciones, no vivan el horror que a nosotros no ha tocado.
Y aunque suene utópico recordar la famosa frase de Kennedy: “No preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país” es hora de que cada uno nos convenzamos que construir ese futuro está en nuestras manos hoy, aunque el horizonte parezca totalmente cerrado. Se trata de comenzar a jugar un rol distinto, intentando practicar nosotros mismos, las virtudes que quisiéramos ver en los demás, y quitarnos los defectos que tanto nos molestan en el vecino.
Todos rechazamos la corrupción y detestamos a quienes la practican, pero para erradicar este cáncer social, debemos examinar nuestro comportamiento. Porque es corrupción evadir impuestos, dar mordida al agente que nos puso multa, no pedir factura a cambio de una fuerte rebaja, no pagar salarios justos, copiar en los exámenes, favorecer a los alumnos, dañar la propiedad privada o pública, no cumplir las leyes de tránsito. Porque si lográramos mejorar en estos aspectos, daríamos buen ejemplo a nuestros jóvenes, que crecerían como ciudadanos responsables.
Porque tendremos un país mejor, si logramos formar a los jóvenes en valores de orden, obediencia, respeto y amor a la patria. Un excelente comienzo sería una fuerte campaña sobre el manejo adecuado de la basura. Doloroso espectáculo de nuestras bellas playas y montañas tras las vacaciones. Los veraneantes encontraron un paisaje maravilloso, que dejaron convertido en un asqueroso basurero. ¿Cómo podemos promocionar turismo, local o internacional, si ya nos acostumbramos a vivir en medio de la basura?
Debe terminar la pésima costumbre de tirar basura desde las ventanas de los vehículos. Es más indignante ver arrojar a la carretera, desde la ventana de un lujoso vehículo, restos de fruta, bolsas o envases, que si se hace de una unidad del transporte público. Cuentan que en el interior de un bus, un llamativo rótulo ponía: “Compañero, sea ético y mantenga limpia esta unidad móvil: tire la basura por la ventana.” Es dura labor enseñar a separar basura reciclable de desechos orgánicos, porque hasta ciudadanos considerados educados, no lo entienden. Pero es urgente realizarlo para ayudar a resolver el problema de los botaderos, e impulsar pequeñas industrias a base de reciclaje.
Mirar hacia adelante, con fe y esperanza, supone también ver nuestro alrededor con otros ojos, buscando aspectos positivos y bendiciones que el Señor derrama sobre nosotros todos los días, y tal vez pasan inadvertidas. En nuestra capital, la semana anterior, fuimos testigos de una movilización insólita. En un centro comercial y un parque del centro histórico, grupos de sacerdotes católicos, revestidos con alba blanca y estola morada, impartieron el Sacramento de la Penitencia a quienes quisieron beneficiarse del perdón de Dios, en vísperas de la Semana Santa. Largas filas de penitentes se lucraron de este derroche de gracia, y se retiraron libres de una pesada carga, consolados por la misericordia de Dios. Esta actividad, tan sencilla pero con una enorme trascendencia, es una señal de que a pesar de todos los males, contamos con la protección del Divino Salvador del Mundo, cuyo nombre orgullosamente lleva nuestro país.
*Columnista de El Diario de Hoy.