En tiempos pretéritos la gente creía que el mundo acababa allende los mares del Sur y que en adelante había oscuridad y monstruos marinos.
Pero no es así: en Sea Lion, la Isla de los Leones Marinos, la más recóndita de las Falklands o Malvinas, se encuentra un paraíso con pingüinos, leones y elefantes marinos, gaviotas, albatroces y otras especies de aves.
Un recorrido por la isla, de sólo ocho kilómetros de largo y poco más de un kilómetro y medio de ancho, permite conocer sus contrastes: hospitalarios lagos con patos, colonias de pingüinos y playas con decenas de leones y elefantes marinos que se introducen a la gélidas aguas del Atlántico Sur a buscar alimento y luego salen a dormir la siesta. Se inquietan ante la presencia de visitantes, pero literalmente no les quita el sueño.
Los pingüinos se congregan pareciendo como si se tratara de una reunión de etiqueta o coctel donde todos departen y se divierten.
Para llegar a este paraje se toma un charter del Servicio Aéreo Gubernamental de las Islas Falklands (Figas) desde Port Stanley. El vuelo dura unos 40 minutos.
En partes de la isla se encuentra suelo de “peat” o turba, que es inflamable.
En Sea Lion hay un pequeño hotel, el cual está abierto desde septiembre hasta abril, pues cierra durante los meses de invierno.
Sea Lion llama al descanso y el recogimiento, pero también a la exploración en vehículos todo terreno, con el conductor a la derecha por supuesto.
Descubrimiento
Sea Lion es sólo una de las 778 islas de este archipiélago situado a 400 millas del extremo sureste de Sudamérica. La diferencia de tiempo es de tres horas de adelanto con respecto a la de El Salvador.
El primer descubrimiento de este archipiélago se atribuye al navegante Américo Vespucio en el año 1501, aunque es motivo de controversia.
Se dice que Hernando de Magallanes, quien había avanzado hacia el sur buscando un paso que uniera los dos océanos, dio con las islas aproximadamente en el año 1520.
Otros atribuyen el descubrimiento del archipiélago, en 1422, al navegante chino Hong Bao, quien por orden del emperador Yong Le y formando parte de la armada del almirante Zheng He, procuraba llegar al “fin del mundo”.
En 1832, Charles Darwin realizó un examen zoológico de las islas durante su viaje alrededor del mundo a bordo del Beagle.
Especies que se preservan
Salvo varios sistemas montañosos, el territorio es básicamente plano, con no más de 705 metros sobre el nivel del mar.
En las islas se han catalogado más de 220 especies de aves, entre ellas cinco especies de pingüinos y más del 60 por ciento de albatroces de ceja negra, así como una de las aves de presa más rara del mundo: el caracara estriado.
También se cuentan 14 especies de mamíferos marinos, como los elefantes marinos y los leones marinos del Sur, delfines de Commerson, delfines australes y ballenas orca.
Las focas y leones marinos a menudo descansan en matas altas de hierba, por lo cual los visitantes deben tener cuidado para no patearlos.
En cuanto a la flora, se han identificado 350 especies de plantas.
Todo esto está bien documentado en el museo que se encuentra en Port Stanley.
En algunas áreas todavía hay minas antipersonas que quedaron de la guerra de 1982. Son zonas prohibidas al paso de turistas.
La pesca, la agricultura y el turismo son los pilares de la economía de las islas.
Los mariscos y el cordero figuran entre los platos más gustados. La comida es esencialmente occidental. Uno de sus principales productos de exportación son los calamares.
Port Stanley cuenta con un hospital provisto de 28 camas, con médicos, cirujanos, radiólogos, dentistas, farmacéuticos y anastesistas.
Para llegar a Port Stanley se debe tomar un vuelo que sale cada semana desde Punta Arenas, Chile.