Si tienes un smartphone y participas en chats de Internet seguro sabes qué son los emoji. Pero si no conoces este término, son emoticones que se usan principalmente en conversaciones de texto a través de teléfonos inteligentes y expresan emociones o representan objetos.
En 2016 los emojis se ven por todos lados, todo el tiempo. Y la “carita con lágrimas de alegría” es, por cierto, una carita feliz amarilla con una amplia sonrisa y lágrimas brotando por sus ojos.
Esta cara fue seleccionada por el Diccionario Oxford como su “palabra” del año en 2015 debido a su popularidad y como un reflejo del auge de los emojis para ayudar a causas benéficas, a promover negocios y en general a expresarnos mejor en las redes sociales o mensajes de texto.
De hecho muchas firmas lo saben, como el caso Versace que recientemente lanzó su paquete de emojis, o Taco Bell que aprobó uno de un taco el año pasado después de que la empresa hiciera todo un año campaña para tener uno operando.
¿De qué se trata todo esto? He aquí una mirada al pasado, el presente y el futuro de los emojis.
¿De dónde salieron?
Aunque ahora existe una definición estricta de emojis como imágenes creadas mediante codificación computarizada estandarizada que funciona para todas las plataformas, tienen muchos primos populares que se hacen llamar “etiquetas”, que son imágenes sin la parte trasera torcida.
De acuerdo al conocimiento tecnológico popular, la gran explosión de los emojis tiene a su abuelo en Japón, llamado Shigetaka Kurita. Él se inspiró en las revistas de manga y el kanji (los símbolos y caracteres utilizados en la escritura del idioma japonés) en la década de 1990 cuando, junto a otras personas, trabajaba para desarrollar lo que se considera la primera plataforma móvil generalizada y pensó en algunos caracteres rudimentarios.
Sin duda los emojis pueden ser muy divertidos o una pesadilla. Pero algo es seguro: no existe la amenaza de que se conviertan en un “lenguaje” por sí mismos. Esto porque su función principal es darle matiz a las palabras que la gente común escribe, representando tonos de voz, expresiones faciales y gestos físicos.
“Las palabras no están muertas. ¡Viva el emoji! Y ¡viva la palabra”, dice Gretchen McCulloch, una lingüista de Toronto que al igual que otros en su campo estudia los emojis y otros aspectos del lenguaje en Internet.
Los emojis han sido comparados con los jeroglíficos, pero ella no está de acuerdo. Los entusiastas han jugado a contar historias sin palabras con sus amados emojis y a traducir letras de canciones a imágenes, “pero no se pueden unir como letras para crear una palabra pronunciable”, expresa McCulloch.
Supervisores de emojis
Cuando Kurita estaba creando algunos de los primeros emojis, era un caos que todos los dispositivos y todo lo que tuviera que ver con Internet se pudieran comunicar entre sí.
Entonces surgió Unicode Consortium, una empresa cofundada y dirigida por Mark Davis, en Zúrich, cuya gran misión es hacer que todos los lenguajes en el mundo estén codificados y puedan ser usados en todas las plataformas y aparatos.
Sobre el rápido ascenso de los emojis, Davis dijo que “ha sido una sorpresa. No sabíamos lo populares que iban a ser”.
Por ahora, Unicode ha lanzado 1.624 emojis, con más opciones cuando se toman en cuenta modificadores como el tono de la piel. La empresa recibe unas 100 nuevas propuestas por año, pero no todos avanzan en el proceso de votación.
“No codificamos emojis para películas, o personajes, o para deidades. Tampoco haremos un Donald Trump”, dijo Davis.
El género, dice, está entre los limitantes de los emojis. Hay demanda para una corredora femenina y esto se someterá a voto en mayo. “En lo personal, espero con ansias un emoji que se tape la cara de vergüenza”, bromeó Davis.
Los aman o los odian
Los emojis han invadido diferentes esferas de la vida como la moda e incluso hay quienes hacen joyería con esta temática.
Aunque la mercadotecnia se ha apoderado de ellos, el especialista en marcas Kevin Winslow, en Boise, Idaho, tenía sus dudas sobre adoptarlos.
“Me parecía que eran bobos, no me parecía que fuera algo que usaría un adulto”, dijo. “Ahora son una necesidad en las campañas de redes sociales. A veces ayudan a evitar el signo de exclamación, que tampoco me gusta”.
“Con casi la mitad de las publicaciones en Instagram con al menos un emoji y con más de 270.000 millones de mensajes de texto enviados al día en aparatos móviles, hoy más que nunca las marcas tratan de sacar provecho a los emojis”, dijo Vivian Rosenthal, fundadora de Snaps, una plataforma que lanza teclados con imágenes de marcas.
Los jóvenes los prefieren
Los emojis son la adoración de las generaciones jóvenes. Otros grupos también participan, pero Tayfun Kara-deniz, fundador y director de la app EmojiXpress, señala que la edad no es lo único. De los cerca de 50 millones de descargas de su aplicación en los últimos tres años, el 80% de los usuarios son mujeres. ¿Lo hacen solo por diversión? ¿Se ha generado una dependencia de los emojis?
“No creo que nuestra sociedad entraría en crisis si no los tuviéramos, pero también podríamos preguntarnos si necesitamos el arte o los programas de televisión”, opina Karadeniz.
Akash Nigam, cofundador y codirector ejecutivo de Blend, una aplicación de mensajes en grupo enfocada en los jóvenes. Cree que el uso de los emojis entre esos grupos es más común. “Son parte integral de su vida diaria”, dice.
“Es como el remate en un discurso. Quien usa los más originales junto a un texto inteligente tiene más reconocimiento. Todo el mundo busca en sus teclados emojis que no han sido usados. Quiero decir, sí, uno puede pintar un cuadro o escribir un ensayo, pero no se siente igual”.