La revista In Touch ha informado de que la pareja está haciendo vidas por separado y estarían pensando en divorciarse. Aunque ellos no han confirmado ni desmentido la información, siete meses después de casarse ellos (o la prensa) quieren separarse.
“Justin es apático cuando se trata de matrimonio. Es un hombre que fue hecho para estar soltero”, ha comentado un amigo a In Touch. Al parecer, Jennifer ya no soporta la mala actitud de su marido y por eso habría frenado sus planes de adoptar a un niño.
“Estaban en mitad del proceso de adopción de unos mellizos y esperaban llevarlos a casa en un par de meses, pero sus planes se paralizaron cuando empezaron los problemas. Ella ya había construido un cuarto para niños en su casa de Bel Air”, afirma el portal estadounidense.
Además, tal y como han revelado personas cercanas a la pareja, desde que se casaron, las diferencias entre ellos se han multiplicado y ya no se ponen de acuerdo para tomar decisiones. Ni si quiera sobre donde quieren vivir. A ella le encanta estar en Los Ángeles, sin embargo él solo piensa en vivir en Manhattan.
(Con información de abc.es)