Lo más probable es que el instinto de escribir tu contraseña no se deba a que tiene algo productivo que hacer, sino más bien a un impulso que sólo puede terminar en chequear su bandeja de entrada de Facebook o enviar snapchats sin sentido para llenar unos minutos.
Hasta hace no mucho tiempo, esa opción no existía. Si esperábamos a un amigo o amiga en un restaurante no podíamos aprovechar la oportunidad para cultivar la vida perfecta en Pinterest; y cuando estábamos aburridos en casa no podíamos llenar el tiempo con una pasada por Netflix.
Por eso, lo que sigue más abajo es una lista de todas esas cosas para las que te parece que ya no tienes tiempo y que puedes hacer en vez de mirar (otra vez) el teléfono.
1. Acostarse temprano
2. Programar la semana
3. Salir a caminar
4. Leer un versículo de la Biblia
5. Practicar un talento
6. Reparar algo roto
7. Hacer la cama
8. Imaginar un atuendo impresionante
9. Preparar una comida
10. Escribir una nota
11. Planificar un presupuesto
12. Llevarle un regalo a una amiga/un amigo
13. Hacer un rompecabezas
14. Dormir una siesta
15. Deshacerse de 10 prendas de vestir
16. Meditar
17. Lavarse los dientes
18. Comprar una entrada
19. Escribir tus metas
20. Leer
21. Escribir en un diario
22. Cocinar galletas
23. Cantar una canción
24. Aprender una nueva habilidad
25. Sonreírle a alguien
26. Jugar con un cachorro
27. Escribir un capítulo de esa novela que siempre quiso escribir
28. Hacer un estiramiento
29. Salir a dar una caminata
30. Ir a visitar a un amigo/una amiga
31. Jugar a las cartas
32. Hablar con alguien (cara a cara)
33. Realizar alguna tarea para otra persona
34. Mirar las estrellas o las nubes
35. Jugar algún deporte
36. Lavar el auto
37. Escribir una carta como las de antes
38. Organizar el escritorio (o la mesa de noche, o la alacena de la cocina)
39. Hacer una lista de los lugares para visitar
40. Planear una fiesta
41. Barrer o pasar la aspiradora
42. Jugar un solitario
43. Ir caminando al lugar donde pensabas ir en auto
44. Hacerle un guiño a alguien
45. Lavar los platos
46. Imaginar que vives en el siglo XX