El daño de la sequía de 2015 causó tal pérdida en el sector azucarero que retrocedió las cifras de producción a las obtenidas hace cinco años. El fenómeno de El Niño borró de forma repentina las mejoras alcanzadas en cultivo y procesamiento de caña.
Según las cifras que registra la Asociación Azucarera de El Salvador, la zafra 2015-2016 produjo 5.5 millones de toneladas métricas de caña. Es una cifra bastante menor a los 6.5 millones que se han tenido como promedio desde 2012.
Con esos datos los ingenios proyectan que en la zafra que ya está en marcha se producirán solo 590 mil quintales de azúcar. Esto representa una pérdida de 197 mil quintales comparada con la cosecha 2014-2015.
La falta de lluvia y las altas temperaturas el año pasado fueron tan severas que con la proyección de la zafra 2015-2016 apenas se estaría superando la de 2010-2011 cuando se obtuvieron 573 mil toneladas de azúcar.
El presidente de la gremial, Mario Salaverría, añadió que, expresado en quintales, la producción de azúcar estaría bajando un 33 %. Inicialmente preveían una baja de hasta 3 millones de quintales, pero al iniciar la zafra el pronóstico empeoró. La reducción será de 4 millones de quintales aproximadamente.
“Es el año más difícil que hemos enfrentado en la última década por este daño de la sequía”, expresó el director ejecutivo de la Asociación, Julio Arroyo, en relación a estas cifras.
El directivo lamentó que este mal desempeño se da justo luego de la zafra 2014/2015 la cual alcanzó cifras históricas de producción. Este año, en cambio, la sequía reducirá los resultados incluso de exportaciones en azúcar y melaza.
Salaverría por su parte recalcó que el daño no se dio en todo el territorio nacional. Según explicó, es el oriente del país la región donde la lluvia se ausentó hasta por dos meses seguidos, cuando la caña es capaz de resistir una sequía solo de 20 días.
Mientras la zona paracentral, norte y occidente del país tuvo “problemas manejables”, en oriente los ingenios están apoyando a los productores con refinanciamiento para resiembra y riego, debido a la gravedad de la sequía, comentó Salaverría.
Escenario mundial
Gran parte de la producción de azúcar se destina a exportación. En este rubro Salaverría estimó que las ventas al exterior se reducirán en $80 millones.
Aún así él es optimista al considerar que los precios del azúcar, una importante materia prima en el mundo, se mantendrán estables ya que el consumo aumenta y varios países productores enfrentan problemas similares.
“Se está viendo un déficit mundial de azúcar para este año de 2.5 millones de toneladas, y el próximo se habla hasta de 5 millones”, comentó el presidente de la Asociación Azucarera. Esto debido a bajas de producción en países como Tailandia e India.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) publicó en su índice de precios del mes de enero que las condiciones de producción mejoraron en Brasil, el mayor exportador mundial de azúcar.
Sin embargo añadió que también hay perspectivas de baja producción en países como India, China, Sudáfrica y Tailandia. Centroamérica se encuentra entre los afectados por el fenómeno de El Niño de el año pasado.
La FAO estima que en 2016 el mundo consumirá unas 183 millones de toneladas crudas de azúcar.
El riego
De acuerdo con Mario Salaverría, optar por sistemas de riego es una de las mejores estrategias para contrarrestar el daño que causa la falta de lluvia.
Y es que aunque la sequía fue fuerte, irónicamente hubo muchas precipitaciones. El presidente de la Asociación Azucarera dijo que el problema fue la irregularidad de las lluvias.
De momento el 20 % de los cultivos de caña en todo el país ya cuentan con sistemas de riego. Este año productores e ingenios invertirán unos $10 millones para implementarlos en otras zonas.
“La idea es gradualmente ir apoyando para que en el futuro la mayoría de la caña cuente con riego”, dijo Salaverría.
El Niño golpeó con tal intensidad la región que el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) reconoció que solo el 60 % del territorio cultivable tendrá condiciones para sembrar durante 2016.
Varias gremiales de agricultores reportaron que la pérdida del 47.5 % de los cereales el año pasado representa una caída de $325 millones en sus ingresos.