Vivir del arte es todo un reto, y poder consagrarse como uno de los mejores con proyección internacional, y que por décadas ha destacado, son logros que no cualquier artista puede presumir.
En el caso de Armando Solís, quien es pintor, escultor y escritor, eso no aplica, ya que pese a las dificultades que ha vivido con el transcurrir de los años, su éxito es tangible y su legado es indiscutible.
Generaciones han pasado por sus enseñanzas y dan fe de su talento, vocación, disciplina y dedicación. Con sus pros y contras, este salvadoreño se da por complacido con su labor realizada.
A sus 75 años, Armando Solís ha experimentado tres etapas muy importantes que le han llevado a ser el gran artista que es hoy en día. Tal y como él mismo cuenta, su biografía contempla tres capítulos que le han marcado: su infancia, su adolescencia y su madurez.
“Sobre estas tres fases podría describir mi personalidad y el Solís que conocen hoy por hoy. Mi infancia es la base de lo que será el futuro de uno, por eso me gusta recordarla. Desde niño, como todo artista, me gustaba pintar; a mi madre le quitaba carbón y empezada a dibujar en el suelo a la edad de seis años. En ese período, en primaria, una profesora me extendió la mano, viendo mi vocación de pintor me matriculó en artes gráficas”.
De la adolescencia, este artista recuerda haber conocido al famoso pintor chileno Luis Vergara Humada, quien fue su primer empleador y le confió asistirle en el taller que tenía en el centro de San Salvador, donde trabajó como retratista y con lo que empezó a ganarse la vida.
Finalmente, su fase actual, la de pintor experimentado, lleva ya décadas en las que ha logrado proyección nacional e internacional.
Cursó la carrera de Bellas Artes donde sus técnicas fueron perfeccionándose y logró desarrollarse, con lo que se formó mejor, destacó de su grupo y mejoró su propuesta artística. Su madurez, desde temprana edad, le permitió aventajar al resto de sus compañeros e irse innovando constantemente.
Desde 1997, Armando Solís dirige su propia Escuela de Arte y Galería, como una necesidad que tenía este maestro del arte de formar y enseñar en esta rama a personas de todas las edades, naciones y profesiones.
A través de esta escuela, Solís ha formado a muchos talentos en las artes del país, gracias a la cual ha recibido múltiples reconocimientos nacionales e internacionales.
Además, ha llevado una vida polifacética que le ha permitido diversificar sus obras, ya que también ha trabajado la escultura y ha sido escritor de importantes biografías como las de Roque Dalton, Alberto Masferrer y Valentín Estrada, entre otros.
Según cuenta él, sus obras reflejan la influencia de todo lo que ha vivido a lo largo de los años: “Muchos me preguntan y por qué y de dónde salen esas pinceladas en mis obras, y eso es por el rezago que me quedó de la guerra, de las explosiones, las minas, es el reflejo de ese período social; pero de forma más sosegada. Como escritor he tenido mucha suerte, pues he publicado ya diez libros, y una de mis ramas favoritas es la biografía porque he leído muchas de ellas, ya que requiere de investigación, paciencia y mucho tiempo”.
Su obra rebasa las fronteras
Armando Solís ha realizado exhibiciones individuales en El Salvador, Guatemala, Costa Rica, México y Estados Unidos. Además, ha participado en numerosas exposiciones colectivas en Norte, Centro y Sur América, el Caribe, Europa y Asia.
Entre ellas se destacan la Segunda Bienal de Grabados de Buenos Aires, Argentina, en 1970; el II y III Certamen Centroamericano y Panamá XEROX en Nicaragua (1977) y San Salvador (1979); la IV, V y VI Bienal de Grabado Latinoamericano de Puerto Rico (1979, 81 y 83); la II Bienal de La Habana, en 1986; la I y II Bienal de Artes Gráficas del Museo de Arte Contemporáneo Hispano (Mocha), en Nueva York fac gmailen 1986 y 1988.
Asimismo, el maestro Solís ha recibido múltiples premios, entre los cuales destacan las Menciones en Pintura y Grabado de Juannio, Guatemala, entre 1,968 y 1,971; así como el Diploma de Honor de la Primera Bienal del Grabado en Mendoza, Argentina, en 1978.
Adicionalmente recibió un Diploma de Honor de la Ciudad de Ahuachapán, en 1974, y el reconocimiento de Pintor Distinguido de la Asamblea Legislativa de El Salvador en 2004. En 2005 se publicó el libro Armando Solís, El camino del dolor y la belleza del arte, y en este año publicó su autobiografía “De labore de Solís”.
De acuerdo con este artista, superar los retos y obtener el éxito solo depende de nosotros mismos, de seguir nuestros deseos y trabajar arduamente por ello.
“No es preciso que hagan o sean igual que yo, porque cada uno va forjando su vida independientemente. Uno puede ser un ejemplo, pero jamás igualar o imitar. La vida le marca a uno, somos individuos, parecidos físicamente, pero traemos cualidades diferentes peculiares de cada uno. Yo les digo que no dejen a medias sus anhelos, luchen, así como yo lo he hecho y como lo hicieron otros grandes de nuestra historia, como Salarrué, Mejía Vides, Masferrer, que hasta han sido ejemplos para mí”.