Cumplir una promesa, esa es la razón por la que miles de feligreses católicos acuden a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe cada 12 de diciembre o un día previo o posterior a esa fecha.
Doña María Dolores llegó a dicho templo desde el cantón Las Delicias, de San Juan Opico, departamento de La Libertad, acompañada de varios de sus familiares.
Junto a ella iba su hija Fátima Dolores, de 13 años de edad, quien adolece de una enfermedad, pero que ayer parecía olvidarse al mostrar alegría y felicidad en su rostro.
“A ella le gusta venir año con año a la Basílica para poder ver a la virgen. Es muy feliz”, dijo su madre, quien manifestó que cuand nació le prometió a la virgen llevar siempre a su hija cada 12 de diciembre. “Fue una promesa que yo le hice a la virgencita cuando mi hija nació y por eso estamos aquí”, dijo doña María.
Otras personas depositaban flores a la imagen de la virgen que fue colocada sobre un carreta y que servía para que los concurrentes se tomaran la fotografía del recuerdo.
El guatemalteco Davi Monterrosa, quien está pronto a ser ordenado sacerdote, lanzaba agua bendita a la concurrencia.