El agua es el elemento animador de la vida y su ausencia es una crisis existencial y la calidad es determinante para mejorar o degradar la calidad de vida de las personas.
Esta época de reflexión y esperanza, es el tiempo más apropiado para involucrarnos en ser parte de la solución a la problemática del cambio climático y sobre todo a proteger los mantos de agua proponiéndonos sembrar árboles y cuidar lo que ya tenemos.
El agua se encuentra en los bosques y no en el desierto. Esta realidad que nos brinda la naturaleza es de tomarla muy en cuenta para conservar y enriquecer los nacimientos de agua. Los árboles son los canales naturales que tiene el agua lluvia para infiltrarse al subsuelo, la cual posteriormente enriquece las fuentes de agua superficiales, además los árboles evitan el recalentamiento de la superficie del suelo y un alto porcentaje de evaporación.
De todo
Evitan la erosión hidráulica de la capa superficial del suelo, de tal forma que disminuye el azolvamiento en las cuencas de los ríos o nacimientos de agua.
Los árboles a plantar con el propósito de cuidar mantos acuíferos deben tener ciertas características para que hagan más eficiente su función, especialmente deben ser perennifolios, de raíz profunda vertical, con enorme follaje y ramificación.
Entre ellos se encuentran el ojushte, chaquiro, almendro de río, morro, pacún, volador, palo de pan, mango, Brasil, llama del bosque, jacaranda, pito, nance, paterno, guayabo, bala de cañón, nim, cerezo, bario, copalchío, manzano rosa.
Otras opciones son gravileo, mangollano, ingas . Para terrenos arcillosos y agrestes, quebracho, tamarindo, chaperno, marañón, entre otras bondadosas especies de árboles tropicales, sin olvidar el madrecacao, carreto, copinol, arrayán, caimito y guachipilín.
La realidad es que el agua nos viene cada invierno en cantidades industriales y en verano la necesitamos como elemento vital.
Es frecuente observar conflictos en diferentes zonas y lo más doloroso observar paisajes desérticos como que nunca lloviera y calores insoportables. Esto es en función de causa y efecto de la poca preocupación de cada uno de nosotros, por no ser un poco menos cómodos y dedicarle un pequeño esfuerzo a ayudar a la naturaleza, sembrando árboles apropiados para mejorar nuestro micro clima, generar oxígeno, absorber carbono y fundamentalmente fortalecer la expectativa de tener agua en abundancia a mínimos costos.
Si vivimos en la ciudad, siempre tenemos parientes más allá de la frontera urbana, a quienes podemos motivar y ayudar a plantar árboles por su propio bien y como un deber existencial, tanto de ellos como los de la ciudad pues el agua que todos consumimos es la misma o sea la que se infiltra al subsuelo en el ciclo hidrológico.
Hace pocos años resultaba fácil beber agua en una cascada, la cual era gratis y muy pura hoy creemos que el agua pura solo existe embotellada y es muy cara y no es totalmente confiable de que realmente sea pura.
Basta comparar cuánto se gastaba en agua hace 100 años y lo que gastamos actualmente y lo terrible, es que aún nos quejamos por el costo de la vida. La solución está en cada uno de nosotros y no en las oficinas gubernamentales.