El 2015 será recordado como el peor año para la Policía Nacional Civil (PNC) ya que 61 de sus agentes y un mecánico de la corporación, fueron asesinados o murieron en enfrentamientos con pandilleros desde enero hasta el 18 de diciembre pasado. A los policías asesinados se le suman 24 militares y más de una decena de custodios penitenciarios.
Nunca en los 23 años de existencia de la PNC se había registrado un número tan alto de policías muertos en un año a causa de la criminalidad
El mayor embate de las pandillas contra policías se produjo en el primer semestre de este año, durante el cual murieron 34 agentes, mientras que en el segundo semestre cayeron 28 más.
La mayoría de las muertes de los policías son atribuidas a las pandillas, que los atacaron en sus días libres en las comunidades donde vivían o, cuando iban o salían de trabajar y también en tiroteos con esos grupos.
Se recuerdan casos como el de la agente que iba a comprar tortillas cerca de su casa en Zacatecoluca o los de policías que iban acompañados de sus hijos cuando fueron atacados en Huizúcar y La Campanera.
Oficiales de la Policía consultados sobre el tema explicaron que las pandillas han incrementado sus ataques contra policías en represalias por los más de 500 pandilleros que han muerto en enfrentamientos con policías y soldados. En segundo lugar, pretenden hacer sentir que ellos tienen el control de la fuerza pública y por eso es que han cometido asesinatos con lujo de barbarie como la del soldado registrado el 25 de diciembre pasado, en El Rosario de Cuscatlán.
También buscan presionar al gobierno para negociar con esos grupos y así lograr cambiar a algunos cabecillas del penal de Zacatecoluca hacia otros penales con medidas disciplinarias menos rigurosas.
??El policía y el soldado están desprotegidos fuera de sus labores, y le toca velar a cada uno de ellos velar por su vida y la de su familia??, dijo un oficial de la Policía, quien expresó su malestar porque no se están tomando medidas para protección de los agentes.
Lo que preocupa al personal policial es que en plena ??guerra declarada?? de las pandillas, las autoridades pretenden desarticular a partir del próximo año, las subdirecciones Antipandillas, Antiextorsiones, y Rural para reducirlas a divisiones donde tendrán menor incidencia en el combate de las pandillas.
Lo cierto es que ni reformas legales para endurecer las penas por atacar a policías ni permisos para que los agentes pudieran llevar sus armas impidieron este funesto saldo.
El 6 de junio del 2014, la Asamblea Legislativa aprobó una reforma al Código Penal que aumentaba entre 40 y 60 años de prisión las penas a quienes atenten contra policías, militares, custodios penitenciarios u otro funcionario judicial.
Antes de la reforma, el Código Penal establecía penas de prisión de entre 30 a 50 años de cárcel para quienes asesinen a policías y custodios.
Sin embargo, ningún pandillero u otro criminal ha sido sentenciado y tal parece que el endurecimiento de la pena no ha impactado en esos grupos.
Fuentes policiales consultadas recordaron que los asesinatos contra policías en otros países como Estados Unidos se castigan con penas ejemplarizantes como cadena perpetua o pena de muerte.
Tampoco, las disposiciones transitorias para el encarcelamiento de los asesinos de policías ha tenido un efecto disuasivo. Estos grupos no han desistido de continuar con los ataques contra policías y militares incluso pese a las restricciones que enfrentarían en un sistema penitenciario con menos beneficios que el resto de la población carcelaria.
El artículo seis del referido decreto transitorio señala que los condenados por asesinar a un policía, militar u otra autoridad del Orden o Judicial no les será aplicable ninguno de los beneficios penales dispuestos en el Código Penal sobre reemplazo de la pena de prisión, suspensión condicional de la ejecución de la penal y suspensión condicional extraordinaria de la ejecución de la pena.
Tampoco les serán aplicables los beneficios penitenciarios de la libertad condicional y libertad condicional anticipada.
Además, los asesinos de policías y soldados que sean condenados deberán cumplir su sentencia en el centro penal de máxima seguridad de Zacatecoluca, La Paz (Zacatraz).