“Satélites de Rusia y de EE.UU. descartaron la posibilidad de que la catástrofe se debiera a un acto terrorista. Todo indica que el avión cayó por un problema técnico a bordo”, cita la agencia RIA Novosti al representante oficial del Gobierno de Egipto, Hossam al-Qawish, que habló con la cadena egipcia Al Hayat.
Rusia y Egipto siguen investigando el siniestro del avión ruso A321 en el que perdieron la vida 224 personas. El avión se estrelló el pasado 31 de octubre en la península de Sinaí.
Poco después del accidente el grupo Estado Islámico afirmó que había “derrumbado” el avión ruso debido a la reciente intervención de Moscú en Siria contra el grupo extremista.
El presidente de Egipto, Abdel-Fatá el-Sisi, insistió que la situación en la península del Sinaí estaba “totalmente controlada” y que las afirmaciones del grupo Estado Islámico de haber derrumbado el avión eran “propaganda” destinada a dañar la imagen del país. En una entrevista transmitida el martes por la BBC, el-Sisi reafirmó que la causa del accidente podría no conocerse en meses.
Alexei Smirnov, del Ministerio de Emergencias de Rusia, dijo que 140 cuerpos y más de 100 restos humanos fueron repatriados a San Petersburgo en dos aviones del gobierno el lunes y el martes, y anunció que un tercer aparato trasladará más restos más tarde el martes.
Familiares identificaron a las primeras 10 víctimas el martes.
Alexander Agafonov, director de la misión de rescate rusa en Egipto, indicó en una conferencia televisada la tarde del martes con otros funcionarios que los rescatistas no habían encontrado otro cuerpo el martes luego de haber peinado un área de 28 kilómetros cuadrados (10,8 millas cuadradas). El ministro de Emergencias de Rusia, Vladimir Puchkov, dijo que el sitio “será revisado centímetro por centímetro”.