Roberto Antonio “El Burro” Herrera Hernández, quien era considerado por la Fiscalía como uno de los principales cabecillas que integraban el Cártel de Texis, recibió ayer una pírrica condena de tres años, así lo resolvió el Juzgado Especializado de Sentencia C de San Salvador.
Mientras que el resto de acusados recibieron condenas que sobrepasan los 50 años de prisión.
De acuerdo con el Ministerio Público, las personas que recibieron las condenas “más significativas” son: Alex Dorat lo condenaron a 56 años de prisión; Estanley Chacón, a 28 años de cárcel; Humberto Quintanilla, a 26; a Manuel Antonio Ramos, a 16, y a Carlos Arauz Burgos, a 10 años.
La Fiscalía agregó que el resto de los imputados fueron sentenciados a penas que van de los tres a los seis años de cárcel por robo agravado.
Para la abogada Celia Menéndez, “no se probó que sea una estructura organizada (Cártel de Texis). Es el primer caso condenado por sospecha”, reprochó a la salida del juzgado tras conocer que algunos de sus clientes habían sido condenados.
Y es que de las 28 personas que enfrentaban el proceso judicial por los delitos de tráfico ilícito de drogas y robo agravado, solo 11 fueron condenados, informó la Fiscalía General.
Para la abogada Menéndez en todo el proceso judicial nunca se “comprobó físicamente la droga por la que estaban siendo procesados los imputados, ya que la sentencia estuvo basada en las escuchas telefónicas” que supuestamente vinculaban a la estructura delincuencial.
Por otra parte se conoció que una de las personas que resultó absuelta de este proceso judicial, fue el inspector policial Francis Cárcamo.
Sentencias contra “El Burro Herrera”
Roberto Antonio “El Burro” Herrera Hernández tiene 48 años adicionales por otros casos de robo de vehículos.
La Fiscalía señala que Herrera era quien se dedicaba al tráfico de estupefacientes; sin embargo, al alejarse este de ese negocio, los hermanos Alex y Hernán Dorat tomaron su lugar como principales negociantes de droga.
Las investigaciones fiscales detallan que la estructura inició su actuar delincuencial en el 2009, quienes, valiéndose de contactos en Guatemala y Honduras, robaban vehículos y los pasaban por puntos ciegos fronterizos a esas naciones, para venderlos, ya sea enteros o en partes.
Los implicados robaban placas de circulación a vehículos con similares características a los que robaban, para hacerlos pasar por legales en el país y que circularan sin problemas.