El Complejo Educativo “Talnique”, en La Libertad, puede no tener las mejores condiciones en el espacio de la cocina y los fondos disponibles para el refrigerio, pero hay un interés en la comunidad por servirle la mejor comida posible a los 400 estudiantes de parvularia a bachillerato.
“Tratamos de estimular a los niños, de cambiar el menú, hacerlo distinto cada día”, dijo Ana Cecilia Valle, subdirectora.
Aunque el refrigerio de una tarde lluviosa de septiembre era solo arroz y bebida fortificada, con lo poco que llevaron docentes y alumnos, Yanira Santos, la madre que llega más seguido a cocinar, logró darle sabor al arroz con papas y zanahorias.
Hubo niños que aunque no llevaron su tenedor no dejaron de pedir arroz aunque tuvieron que comerlo con sus manos.
Al momento de hacer la bebida fortificada que mezcló con leche, Valle llevó un racimo de guineos para darle más sabor.
Cada maestro formó a sus alumnos para recibir el refrigerio, todos tomaron algo para llenar su estómago antes de seguir con las clases.