Para los padres de niños pequeños, la hora de irse a la cama puede ser difícil. Los niños pueden estar acostados pacíficamente un minuto y rogando que les cuentes otro cuento, ir de vuelta al baño o que los abraces al siguiente.
Sin embargo, la investigadora Connie Schnoes, especialista en trastornos pediátricos de la conducta del sueño, tiene una solución simple: una autorización. La autorización, similar a las que dan en las escuelas estadounidenses para que los alumnos salgan del aula en clase o la carta “Salir libre de la cárcel gratis” del Monopoly, deja a los niños salir de la cama una vez después que los padres digan “buenas noches”, informó la organización multimedios NPR.
Los niños pueden usarlo por cualquier motivo, pero después deben quedarse de una vez por todas en la cama. “Realmente es así de simple”, declaró Schnoes a NPR. Y el método también es efectivo, según las investigaciones de Schnoes.
Un estudio inicial, realizado por ella para su posgrado a fines de los noventa, informó que la estrategia eliminó la mala conducta a la hora de irse a dormir en dos niños de tres y diez años. Desde entonces, otros investigadores confirmaron que la autorización reduce el tiempo necesario para que los niños pequeños concilien el sueño cada noche, informó NPR. “Lo bello de la autorización es que les da a padres e hijos un elemento de control en una situación que normalmente es emotiva y está fuera de control.
Los niños saben que si realmente tienen que salir del cuarto, pueden hacerlo, pero sólo una vez. Y los padres saben que les están dando una opción a sus hijos, pero que después de esa salida pueden mantener la puerta cerrada de manera razonable”, agregó NPR.
Sin embargo, puede que este método les parezca duro a los padres que quieren tranquilizar a los niños cuando le tienen miedo a los monstruos debajo de la cama o no se sienten bien, como ilustran comentarios sobre el artículo de NPR. Por ejemplo, el lector Joey D contó que en el intento de hacer más sencillo el proceso de irse a la cama, sus padres lo dejaban llorando en el cuarto.
Les tomó años entender que él tenía un trastorno del sueño y que necesitaba un enfoque especial. Si bien cada par de padres adopta una estrategia diferente para acostar a sus hijos, todos deberían estar de acuerdo en que un sueño reparador es esencial para criar a un niño saludable, afirman los expertos.
Según la organización científica sin fines de lucro National Sleep Foundation, los niños de tres a cinco años de edad necesitan entre 11 y 13 horas de sueño y los de seis a trece años, entre 9 y 11 horas.
La Universidad de Salud y Ciencia de Oregon ofrece una guía paso a paso sobre el método de autorización para los padres que deseen intentarlo en la cual se destaca la importancia de la paciencia, la consistencia y la comunicación abierta de las metas para la hora de ir a la cama. Los investigadores creen que es más efectiva con los niños de tres a diez años.