Voy a confesarte algo: no me gustan los pies descuidados. Nunca he entendido por qué muchas mujeres usan zapatillas descubiertas o zapatos que muestran el poco cuidado que le dan a sus pies.
Yo entiendo perfecto que, a veces, nos toca simplemente tener pies no muy agraciados o con algunos problemas de formación, pero otra cosa muy diferente es que nuestros pies se tornen feos, se deformen o lleguen a padecer y dañar el resto del cuerpo y la vida por descuido nuestro.
En las culturas orientales, los pies y la columna vertebral son fundamentales. Se dice que tu verdadera edad está determinada por la flexibilidad y salud de tu columna vertebral y tus pies. Se puede vivir con muchos malestares, pero una buena parte de nuestra calidad de vida tiene que ver con la salud de nuestros pies.
A continuación te comparto algunos cuidados básicos y sencillos que muchos podólogos y abuelitas comparten como joyas de conocimiento.
1. El calzado
Somos mujeres, amamos los tacones y, a pesar de lo que muchos ortopedistas y quiroprácticos nos digan, seguiremos usándolos. Sin embargo, por más que los amemos, no debemos abusar de ellos.
Prefiere los zapatos anchos del frente, que no te opriman demasiado los dedos al grado de deformarlos o formar callos. Si acostumbras este tipo de calzado para trabajar, busca zapatos acojinados que den confort a todo el pie. Cuida talones pues hay quien tiene tendencia a desarrollar “talón calcáneo” y es, créeme, muy doloroso.
Busca comodidad, principalmente en la parte posterior, a la altura del hueso astrágalo; en esa parte algunos zapatos lastiman y forman ampollas. Recuerda esta regla del calzado: el zapato se debe adaptar a tu pie, no tu pie al zapato. Si para usar un par de zapatos debes de usar colchoncitos, protectores o padecer algún dolor, esos zapatos deben de irse.
Usa zapatos que te queden un centímetro más grandes en la punta, que no lastimen tu empeine y que “contengan” tu pie de los lados, evitando que éste se “desborde” y que tus dedos se salgan de la plantilla.
2. El descanso
Los pies y piernas son tu vehículo, te llevan y te traen, son las bases y columnas que soportan todo tu ser y te hacen lucir bella y segura; por esto y muchas razones más, debes cuidarlos.
El descanso es fundamental. Cada que tengas oportunidad, camina descalza, disfruta las texturas del piso; si está muy frío, usa calcetas amplias que te permitan el movimiento. En la noche, antes de dormir, da un masaje ligero, las plantas de los pies y dedos necesitan sentir el fluir la sangre.
Si tienes tendencia a retener líquidos, el masaje y poner los pies en alto serán un verdadero placer; usa una crema fresca o con mentol, ya verás lo bien que te sentirás.
3. Los huesos y músculos
Usa dos o hasta tres pares de zapatos durante el día para descansar y, sobre todo, para que tus huesos y músculos cambien de posición y se relajen. Evita los tacones mayores a 12 cm. Repito, cambia de zapatos y relaja los pies, pues someterlos al tacón tan alto trae consecuencias en tu espalda.
Si percibes que la base o la articulación del dedo gordo comienza a agrandarse o a desalinearse, te recomiendo ir al médico ortopedista, tal vez estás a tiempo de evitar la aparición de los temidos “juanetes” que, aunque hoy en día se operan, son muy desagradables a la vista y, sobre todo, dolorosos.
4. La piel y los hongos
Ventila los zapatos, ponlos al sol, lávalos y déjalos secar perfectamente antes de volver a usarlos. No uses tampoco calcetas húmedas y ventila tus pies. Usa sandalias para ir a la alberca, baños públicos y gimnasios, pues ahí fácilmente puedes contraer algún hongo. El mal olor es una señal inequívoca de hongos.
5. Las uñas
Corta tus uñas y manténlas limpias y bien arregladas. Sé muy cuidadosa al cortarlas pues de no hacerlo alguna puede enterrarse en la piel produciendo dolores terribles. Si tu vista no es muy buena y tu pulso malo, mejor visita un podólogo o un pedicurista; ellos recortarán tus uñas correctamente, limarán los talones, te darán un masajito y estarán al tanto de la salud de tus pies.
Vale la pena la inversión. Unos pies bonitos, bien cuidados, suaves y, sobre todo, sanos, no solo son agradables a la vista, también dan seguridad, confianza, y te llevarán a conquistar el mundo. No los descuides y consiéntelos.