El niño fue desahuciado, pero con pronóstico en contra se ha recuperado

El último estudio de diagnóstico determinó que la porción del tumor que le quedó se redujo a una “cicatriz” .

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El niño fue desauciado por lo complicado de su padecimiento. Dos años más tarde, sus padres celebran que la operación que se le realizó, haya tenido un éxito nunca antes esperado.

/ Foto Por elsalvadorcom

Por Yamileth Cáceres

2015-09-26 7:47:00

En julio de 2013, Marvin Chacón y Kenia Flores vivieron la prueba más dura de sus vidas; entonces, su único hijo, Jefferson fue desahuciado en el hospital Benjamín Bloom. Los médicos le diagnosticaron un tumor de gran tamaño en el tallo cerebral, un área conocida como el árbol de la vida, que catalogaron como inoperable.

Dos años después, ellos celebran que su hijo esté vivo y en  muy buen estado de salud, sus padres, sus conocidos y hasta el médico que lo operó se sorprenden del desarrollo que presenta, simplemente lo catalogan como un milagro.

“Cuando esto pasó, yo lloraba de mucha tristeza, hoy lloró de mucha alegría al darme cuenta del amor de Dios, de la bendición que tuvimos”, comentó Chacón.

Jefferson es inquieto, cariñoso, inteligente, que se gasta las horas jugando con la pelota, la bicicleta, la guitarra el tambor y cantando alabanzas. A no se por la cicatriz que se le esconde entre el cabello, al lado izquierdo de su cabeza y los exámenes de diagnóstico que guardan sus padres, pocos creerían que ese infante intranquilo tuvo un tumor en el cerebro y sobrevivió a una cirugía de alto riesgo de 12 horas hecha en un centro privado.

“Cuando el doctor nos dijo que nada más nos iba a durar tres meses fue difícil para nosotros, yo abracé a mi hijo y le dije a mi esposo que no lo podía creer y que nos iba a durar mucho más tiempo. Yo no me veía dos años sin él,  yo le decía que lo íbamos a tener mucho más tiempo, que hasta los nietos íbamos a ver”, manifestó Kenia mientras observa a su hijo jugar en la sala de su casa en Santa Ana.

Ellos recuerdan que no se quedaron con los brazos cruzados tras recibir el diagnóstico y expectativas de vida.  Un equipo de especialistas del Centro Internacional de Cáncer evaluaron el caso y el 30 de agosto de 2013 le hicieron la primera cirugía.

Un procedimiento de alto riesgo

Eduardo Lovo, el neurocirujano que operó a Jefferson, manifestó que el caso era muy complejo y que debido a la presión que el tumor ejercía en el tallo cerebral, el centro que comanda todas las funciones del cuerpo, ya no caminaba, no bebía agua y no comía.

Al no alimentarse, el infante se estaba deshidratando, eso significaba que le quedaban pocos días de vida, por ello planificaron una intervención de emergencia.

La última resonancia magnética, un estudio de imágenes del cerebro, de abril de este año, mostró que la porción del tumor que no pudieron sacar en la operación se redujo a “una cicatriz” y que está curado, pero para poder darlo por hecho deben pasar cinco años de haber iniciado el tratamiento, expresó Lovo.

La intervención de Jefferson se planificó en dos etapa; primero la cirugía de emergencia en la que se usó tecnología de avanzada y se le retiró la mayor parte del tumor, eso permitió que el niño comenzará a comer y a caminar. Tenía tres años de edad.

Luego fue sometido a una radiocirugía, aplicación de radiación en la porción de la masa que le quedó en el tallo cerebral.

“Afortunadamente han pasado dos años de eso y Jefferson está espectacular, neurológicamente intacto, apenas con un cinco o diez por ciento de lo que nosotros consideramos que ya no es un tumor, sino una cicatriz”, dijo Lovo.

El neurocirujano agregó que  el paciente no tiene ninguna secuela del tumor ni de los procedimientos. “Al contrario, quedó más activo, es un niño que está creciendo vigorosa y sanamente”.

En los próximos tres años se le harán resonancias magnéticas de control para darle el alta. 

El especialista expresó que los estudios demuestran que cada vez es más remota la posibilidad que la porción del tumor que quedó vuelva a crecer.

El especialista indicó que en primer lugar lo que esperaban era que el niño sobreviviera a la primera intervención porque los tumores de tallo cerebral en niños son de muy difícil pronóstico, pero su evolución ha sido mucho más satisfactoria.

“Creo que tiene que ser capaz de reconocer los milagros y definitivamente que me alegra mucho y me sorprende mucho verlo así, creo que esos son los ejemplos que a nosotros como médicos nos debe de indicar que no debemos tirar la toalla, muchos de estos pacientes son desahuciados antes tan siquiera de haberlos tratado…”, acotó Lovo.

El padre de Jefferson dice que los resultados que arrojó la última resonancia le provocó un gran alivio y para el próximo año pretenden inscribirlo en el kinder para que empiece a socializar con otros niños de su edad y gastar sus energías.

El mensaje que le da a otros padres de familia que están pasando por lo que él y su familia vivieron es que busquen una segunda opinión,  porque si se hubiera quedado de brazos cruzados quizá no tuvieran a su hijo vivo.

“Él está cumpliendo dos años de operado, quiero darle a conocer a las personas que sí se puede, que uno lucha por sus hijos y que aquí, en el país, hay buenísimos doctores”, acotó Chacón.

La madre del infante dice estar feliz y agradecida por la evolución de la salud de su hijo “él se desenvuelve como un niño normal. Es una gran alegría que esté con nosotros, que responda a todos los estímulos y que sea un niño normal”.