Mi muchacho tiene ya algunas semanas en el kínder y cada que voy a recogerlo, viene la pregunta clásica: ¿Cómo te fue en la escuela? El tema es que en búsqueda de ser un papá más moderno, me encontré con algunas sugerencias que quiero compartir con ustedes para preguntarle a tu hijo: ¿Cómo te fue en la escuela?, sin preguntarle ¿Cómo te fue en la escuela?
1. ¿Qué fue lo mejor [o lo peor] que te pasó hoy en el colegio?
Si a mí me hubieran preguntado esto el día que metí dos goles en el recreo, seguro hubiera sido mejor futbolista amateur de lo que fui. Entender las necesidades de los seres humanos no es cosa fácil, e ir a la escuela tiene que ser algo bueno y no relacionado únicamente con las materias.
2. ¿Reíste hoy?
Esta es mi favorita. De por sí ya es algo complejo el estar fuera de lo que nos entretiene en casa como para estar aguantando maestras y compañeros pesados. Tú conocerás más de tu hijo al saber qué lo puso contento; quizá una nueva canción o algún chiste que le hayan contado y que reforzó una amistad.
3. De tus compañeros ¿con quién te sientas? ¿Te gusta?
Nadie es monedita de oro (esto significa que no le podemos caer bien a todos) y por lo mismo, tampoco todos nos tienen que caer bien. Yo recuerdo que en la escuela primaria me sentaban cerca de un sujeto que siempre olía sándwich —y yo con hambre— pues siempre o quería morderlo o quitarme de ahí. Pregúntale a tus hijos si están cómodos en el lugar que ocupan dentro del salón, puedes detectar principios de bullying ahí.
4. ¿En qué lugar de la escuela te gustaría estar siempre?
Yo tenía dos: la cooperativa con los chicharrones llenos de salsa o en la clase de historia (que me gustaba mucho), quizá descubras que hay salones increíbles que no conocías o a lo mejor a tu hijo le encanta sentarse en una banca, una actividad que puedes copiar.
5. ¿Escuchaste una palabra que no conocías?
Los hijos nos dan lecciones de lenguaje tremendas después de un tiempo; esta pregunta es muy buena para que después no te sorprenda con una mala palabra justo en el instante en que le pides que salude a tu jefe o a la abuelita.
6. ¿Ayudaste a alguien hoy?
Acostumbramos a los niños a obedecer casi automáticamente, pero no a hacer el bien. Lograr que se haga una costumbre el ayudar alguien (escucharlo, hacerlo que sonría, etcétera), puede hacer que tu hijo desarrolle mejor autoestima y sea mejor persona.