La boda es uno de los momentos inolvidables para una pareja. Antes de llegar al altar y festejar con la familia y los amigos más cercanos, se deben tener en cuenta, dentro de la planificación de este magno evento, algunas de las supersticiones y tradiciones que se supone marcan un matrimonio próspero.
Pero, ¿alguna vez te preguntaste cómo llegaron a nuestra vida? Según el asesor de imagen Emmanuelle Aguiñada, las tradiciones de bodas que celebramos en el país provienen de otras naciones, pero son necesarias para ponerle mucha emoción a este fantástico momento.
“Las supersticiones y costumbres que escuchamos sobre que uses algo azul, algo prestado, no usar perlas durante la boda y otras más están muy arraigadas ya en nuestra cultura; pero considero que son válidas para que las novias vivan algo especial. Así que les aconsejamos a las mujeres que están listas para hacer una vida junto al hombre que aman, que lo tomen muy en cuenta”, dice el especialista.
Aquí te explicamos al detalle cada una de ellas
La idea de “usar algo azul” surgió en Israel. Ahí la novia pasaba por un portal azulado antes de llegar al altar, señal de la fidelidad. En la actualidad, es válido ocupar cualquier objeto. Lo ideal, como dice el especialista, es usar una liga azul.
Una costumbre que llegó desde los Estados Unidos es lanzar el buqué a las amigas solteras de la novia. La idea es que quien lo atrape será la próxima en casarse. Para Aguiñada, esta tradición americana está siempre presente en las bodas salvadoreñas.
Otra tradición estadounidense es “llevar algo prestado”, donde sugiere a la bella enamorada llevar un accesorio o prenda de una mujer para que lleve fortuna a su futuro hogar. De la mano de esta actividad está la de llevar algo viejo, en señal de que pese al pasado de la novia, la vida continúa. Se recomienda que sea una joya familiar.
Es de mala suerte que el novio vea a la novia con su encantador vestido. Esta superstición viene de los tiempos cuando los matrimonios eran arreglados por los padres. Hoy en día, los novios suelen tomarse una sesión de fotos antes de la ceremonia sin ningún problema. No obstante, hay quienes prefieren no hacerlo.
No podemos olvidar el ritual de “cargar a la novia”. Esta tradición viene de la Europa Medieval, dónde se creía que era de mal gusto que la afortunada en contraer nupcias mostrara sus deseos de consumar el matrimonio. Para ello, el esposo debía llevarla cargada hasta la habitación. Además, también se tenía la creencia de que los malos espíritus podía esconderse en las suelas de los zapatos y traerle mala suerte. Por eso mismo tenía que levantarse.
Otra que no debes pasar por desapercibido es el “velo”. Según la tradición romana, el velo protege el rostro de la novia de los malos espíritus envidiosos de su felicidad.
Su uso se popularizó en la Inglaterra medieval y desde entonces se vinculó con la inocencia y la castidad. También dicen que si la chica pierde su velo, al día siguiente el novio puede sufrir algún accidente.
Tampoco debes usar “perlas”. Algunos creen, de acuerdo a lo que dice Aguiñada, que las perlas significan las futuras lágrimas cristalizadas de la novia y llevarlas el día de la boda se considera de mal agüero.
Pero para dejar atrás las cosas malas y que pases un momento divertido, recordamos cuando el novio se asoma por debajo del vestido de su amada para sacarle la “liga”. Se sabe que esta costumbre surgió en el siglo XIV en Francia. En esa época, los invitados intentaban retirar la liga en señal de buena suerte.
Y el blanco del vestido es un color primordial. Su uso se remonta a 1840, cuando la reina Victoria de Inglaterra se casó imponiendo moda. Al principio, los súbditos y la familia real consideraron que el color era extraño y algo conservador. Antes las jóvenes enamoradas llevaban vestidos de colores; no obstante, esa tradición desapareció. Hoy en día, el blanco significa pureza, inocencia y castidad.
Para llevar prosperidad y fertilidad a los enamorados, se les pide a los invitados que “arrojen arroz a los tórtolos”. También se puede reemplazar este grano por pétalos de rosas, pues estos auguran un futuro dulce y próspero. Esta costumbre viene de la Edad Media.